jueves, 15 de noviembre de 2007

El fuerte impacto ecológico de una camiseta de algodón

Agencia EFE

París. Una simple camiseta viaja a lo largo de su existencia por cuatro continentes y su fabricación y porte suponen un considerable impacto negativo a la ecología, según el balance medioambiental que hizo de este producto el diario Libération.

Ya antes de existir, sólo en la primerísima etapa de cultivo del algodón que le dará vida, se necesitan dos mil litros de agua para cada ejemplar de esta pequeña prenda que popularizaron los marines estadounidenses en la II Guerra Mundial.

De hecho, algunos focos de agua en el mundo, como el Mar de Aral, entre Kazajstán y Uzbekistán, en Asia Central, se han desecado en un 95 por ciento por el cultivo intensivo del algodón.

Para conseguir un kilo de fibra de algodón hacen falta 150 metros cuadrados de tierra y 230 gramos de abono. China, Estados Unidos, Pakistán e India son los cuatro principales productores de algodón.

La fibra pasa luego por baños de jabón y agua oxigenada para su blanqueo.

Una vez cortado el tejido, termofijado y confeccionada la camiseta, en algún otro país, llega la hora del transporte para millones de toneladas de estas prendas, por barco, camión o avión, que tampoco es neutro desde el punto de vista medioambiental.

En cualquier caso, subraya Libération, cuando llega el momento de la comercialización, cada prenda ha visitado ya al menos tres continentes.

En su lugar de destino principal se produce el mayor costo ecológico, pues los sucesivos lavados representan el 60 por ciento del impacto medioambiental total. El impacto aumenta considerablemente si, además, se utiliza una secadora automática y se plancha.

Luego, a millones de toneladas de camisetas les queda aún, sin embargo, un cuarto continente por conocer, África, donde llegan muchas prendas usadas a través de asociaciones humanitarias.

Fuente: La Nación

15/11/2007

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