martes, 14 de octubre de 2008

Un paso atrás en el Protocolo de Kioto

Agencia EFE

Bruselas. La presidencia francesa de turno de la Unión Europea (UE) propuso exonerar a los sectores industriales más contaminantes y sujetos a la competencia internacional del pago de los derechos de emisión de dióxido de carbono (CO2), tal como lo exige el Protocolo de Kioto firmado hace unos años con el fin de limitar la emisión de gases que causan el efecto invernadero.

La propuesta, que se tratará en la cumbre que los gobernantes de la UE celebrarán en Bruselas mañana y pasado mañana, aboga por la elaboración en 2009 de una lista de los sectores que más pueden verse afectados por la deslocalización de fábricas hacia lugares con una legislación ambiental más permisiva.

“Los sectores o subsectores expuestos al riesgo más elevado deberán poder disponer del total de derechos de emisión gratuitos”, señala el documento. Con eso, dejarán de pagar la penalidad prevista en el Protocolo por emitir por encima de los límites permitidos.

La propuesta supone una concesión a las reclamaciones de la industria pesada –siderúrgica, petroquímica, cementeras y papeleras, entre otras–, que alertó en repetidas ocasiones del impacto que los planes europeos contra el cambio climático pueden tener a nivel económico y de empleo.

Esos planes prevén que a partir de 2013 algunos sectores industriales comiencen a pagar derechos por la emisión de CO2, algo que en la actualidad se concede de forma gratuita.

La exención de los sectores más contaminantes es una de las novedades propuestas por Francia, que además plantea conceder mayor flexibilidad a los países a la hora de cumplir los objetivos nacionales de reducción de emisiones.

lunes, 4 de agosto de 2008

Ambientalistas impulsan la vuelta a la bolsa de los mandados

Los integrantes de la Asamblea Ambiental de Mar del Plata se encuentra abocado a generar una concietización entre la gente para que no se utilicen bolsas de polietileno para hacer las compras y se vuelva a la tradicional bolsa de red o al carrito de los mandados. La ong espera reunirse con el intendente Gustavo Pulti.

Uno de los referentes de la Asamblea Ambiental, Alberto Mayo, evidenció su alegría por la conducta de muchos marplatenses que tomaron conciencia de la necesidad de cuidar el medio ambiente y ya no arrojan residuos en terrenos baldíos.

“De cien lugares de donde recibíamos llamados hoy solo recibimos veinte. Eso quiere decir que hay gente que se contagió y ellos mismos hacen la limpieza al ver que la ong y el municipio buscan mejorar esta situación”, manifestó.

Mayo destacó la oportunidad que el intendente Gustavo Pulti le dio al actual director de Gestión Ambiental y en su momento integrante de la ong, Eduardo Bruzetta, “Su llegada a la municipalidad ha sido muy importante porque llevó nuestros proyectos y se ha podido trabajar de manera conjunta”, reveló.

En tanto, desde la Asamblea Ambiental aguardan ser recibidos por el jefe comunal. “Hace dos meses que pedimos una entrevista porque tenemos muchos proyectos para trabajar en conjunto y tratar entre todos tener una ciudad mucho mas limpia”, dijo.

En ese sentido, el ambientalista marplatense destacó que “estamos buscando que la gente, especialmente las amas de casa, vuelvan a la bolsita de los mandados porque una de polietileno tarda entre 60 y 600 años en diluirse y Mar del Plata está infectada de ellas”.

Mayo afirmó que las bolsas de los supermercados no son biodegradables y puso como ejemplo lo que sucede en Europa. “Te cobran 20 centavos una bolsa de papel y un euro una de nylon y si el cliente lleva su bolsa le hacen un descuento en las compras. Copiemos las cosas nuevas y que vuelvan a la bolsa de red y los supermercadistas colaboren”, agregó.

Fuente: http://puntonoticias.com/noticias_de_mar_del_plata.asp?codigo=10695

sábado, 2 de agosto de 2008

Agotamiento y destrucción de los recursos naturales























El agotamiento de muchos recursos vitales para nuestra especie –a consecuencia de su dilapidación o de su destrucción, fruto de comportamientos consciente o inconscientemente depredadores orientados por la búsqueda de beneficios particulares a corto plazo- constituye uno de los más preocupantes problemas de la actual situación de emergencia planetaria (Brown, 1998; Folch, 1998).

Conviene comenzar reflexionado acerca del significado de “recurso”, definido en los diccionarios como "bien" o "medio de subsistencia", por lo que tan recurso natural puede considerarse un yacimiento mineral explotable o una bolsa de petróleo, como un bosque, o el aire respirable... (Vilches y Gil Pérez, 2003).

De hecho, lo que consideramos recurso ha ido cambiando con el tiempo. El petróleo, por ejemplo, era ya conocido hace miles de años, siempre tuvo las mismas características y propiedades, pero su aparición como recurso energético es muy reciente, cuando la sociedad ha sido capaz de explotarlo técnicamente. Y otro tanto se podría decir de muchos minerales, de recursos de los fondos marinos, de los saltos de agua o de la energía solar, que obviamente siempre han estado ahí.

Por otra parte, la idea de recurso lleva asociada la de limitación, la de algo que es valioso para satisfacer necesidades pero que no está al alcance de todos. Por eso, el agotamiento de los recursos es uno de los problemas que más preocupa socialmente, como se evidenció en la primera Cumbre de la Tierra organizada por Naciones Unidas en Río en 1992.

Se explicó entonces que el consumo de algunos recursos clave superaba en un 25% las posibilidades de recuperación de la Tierra. Y cinco años después, en el llamado Foro de Río + 5, se alertó sobre la aceleración del proceso, de forma que el consumo a escala planetaria superaba ya en un 33% a las posibilidades de recuperación. Según manifestaron en ese foro los expertos: "si fuera posible extender a todos los seres humanos el nivel de consumo de los países desarrollados, sería necesario contar con tres planetas para atender a la demanda global”.

Dicho con otras palabras: nos enfrentamos a un grave problema de agotamiento de recursos esenciales a pesar de que la mayoría de los seres humanos tienen un reducido acceso a los mismos. Un agotamiento de recursos que ha jugado un papel determinante, aunque no exclusivo en el colapso de pasadas civilizaciones y que ahora amenaza con conducir "al colapso de la sociedad mundial en su conjunto" (Diamond, 2006). ¿Y cuáles son los recursos esenciales cuyo agotamiento está planteando problemas?

Resulta obligado, claro está, referirse al agotamiento de los recursos energéticos fósiles, que aparece como uno de los ejemplos más claros. Sin embargo, los comportamientos sociales en nuestros países desarrollados no muestran una real comprensión del problema: seguimos construyendo vehículos que queman alegremente cantidades crecientes de petróleo, sin tener en cuenta, ni las previsiones de su agotamiento, ni tampoco los problemas que provoca su combustión (ver una contaminación sin fronteras) o el hecho de que constituye la materia prima, en ocasiones exclusiva, de multitud de materiales sintéticos (fibras, plásticos, cauchos, medicamentos…). Al quemar petróleo estamos privando a las generaciones futuras de una valiosísima materia prima.

Naturalmente resulta difícil predecir con precisión cuánto tiempo podremos seguir disponiendo de petróleo, carbón o gas natural. La respuesta depende de las reservas estimadas y del ritmo de consumo mundial. Y ambas cosas están sujetas a variaciones: se siguen realizando prospecciones en busca de nuevos yacimientos e incluso se está volviendo a extraer petróleo de yacimientos que hace tiempo fueron abandonados como no rentables. Pero las tendencias son cada vez más claras y ni los más optimistas pueden ignorar que se trata de recursos fósiles no renovables, cuya extracción resulta cada vez más costosa, lo que se traduce en un encarecimiento progresivo del petróleo, que se ha disparado de forma alarmante tras la invasión de Irak.

La evidencia fundamentada de que se está alcanzando el cenit de la producción petrolífera se ha convertido en un motivo de muy seria preocupación, como muestran documentados trabajos en los que se analizan las consecuencias de un “mundo de baja energía” (Ballenilla, 2005).

Pero, desgraciadamente, la situación de emergencia planetaria no es atribuible a un único problema, por muy grave que sea el agotamiento del petróleo. De hecho, algunos temen que no llegue a agotarse lo suficientemente aprisa para poner freno al acelerado cambio climático que está provocando su combustión (Lynas, 2004). Y si seguimos considerando el problema del agotamiento de recursos, para la inmensa mayoría de la población mundial resulta tanto o más grave el proceso de desertización y drástico descenso de los recursos hídricos, un recurso tan sólo aparentemente renovable al que, por su importancia vital, hemos dedicado específicamente uno de los temas de acción clave (Nueva cultura del agua).

Y es preciso referirse a otros muchos recursos que han sufrido una drástica disminución como, por ejemplo, las pesquerías. Alteraciones ecológicas, como las provocadas en la desembocadura de los ríos, a las que no se deja llegar suficiente agua, o la utilización de técnicas como las redes de arrastre, han esquilmado irreversiblemente muchos caladeros. Algunas de las especies comerciales se encuentran por debajo de un 1% respecto a sus existencias de hace unas décadas, con los consiguientes conflictos entre países y comunidades pesqueras: miles de pescadores se han quedado sin trabajo en países como Canadá o España, obligando al desguace de las flotas. Según un reciente estudio (Worm et al., 2006), el conjunto de la fauna marina se encuentra en una situación de auténtico peligro lo que repercutirá en la calidad de vida de la especie humana ya que, entre otras cosas, el mar provee del 50 % del oxígeno que respiramos y constituye un filtro para la contaminación, además de una fuente de alimento esencial. En dicha investigación se señala que el 30 % de las especies marinas que se pescaban ya se ha colapsado, lo que significa que su número total se ha reducido en un 90 % desde 1950 y que, si no se toman medidas urgentes, las especies que en la actualidad capturan las flotas pesqueras entrarán en situación de colapso antes de 2050.

Los problemas y desequilibrios se potencian así mutuamente, poniendo en peligro la supervivencia de la especie humana. Un ejemplo claro de ello lo constituye otro recurso esencial en retroceso: el de la masa forestal. En los últimos 100 años el planeta ha perdido casi la mitad de su superficie forestal. Y, como señalan informes de la FAO (Organización de la Alimentación y la Agricultura, http://www.fao.org/index_es.htm) la Tierra sigue perdiendo de forma neta cada año 11,2 millones de hectáreas de bosques vírgenes. Esto sucede, según informes del Fondo Mundial para la Naturaleza (http://www.wwf.es/), como consecuencia fundamentalmente de su uso como fuente de energía (cerca de 2000 millones de personas en el mundo dependen de la leña como combustible), de la expansión agrícola y ganadera y de la minería y de las actividades de compañías madereras que, a menudo, escapan a todo control. Un informe del gobierno brasileño reconocía en 1999 que el 80% de la madera extraída de la Amazonía se obtenía sin permiso. Y las áreas taladas de bosque tropical en África corresponden a especies que tardan más de doscientos años en crecer.

Esta disminución de los bosques, particularmente grave en el caso de las selvas tropicales, no sólo incrementa el efecto invernadero, al reducirse la absorción del dióxido de carbono (ver cambio climático) sino que, además, agrava el descenso de los recursos hídricos: a medida que la cubierta forestal mengua, aumenta lógicamente la escorrentía de la lluvia, lo que favorece las inundaciones, la erosión del suelo y reduce la cantidad que se filtra en la tierra para recargar los acuíferos.

No olvidemos, por otra parte, que en los bosques vive entre el 50 y el 90 por ciento de todas las especies terrestres, por lo que su retroceso va acompañado de una gravísima pérdida de biodiversidad (Delibes y Delibes, 2005). Y aún hay más problemas derivados de la reducción de la masa forestal: conforme se va facilitando el acceso a los bosques con carreteras para recoger los árboles talados, etc., éstos se hacen más secos y más susceptibles a los incendios, lo que reduce aún más la masa boscosa y ello, a su vez, hace que menos agua de lluvia se filtre en la tierra… y así se abre una espiral realmente infernal: nunca ha habido incendios como los de estos últimos años en las selvas tropicales de Borneo, Java, Sumatra… La tala de árboles para la venta de la madera y la quema de terrenos para prepararlos para la agricultura, unidos a fuegos espontáneos, llegaron a formar una columna de humo que se dispersó más de un millón de km2 y que afectó a 70 millones de personas de ciudades muy alejadas. Y lo mismo ha ocurrido repetidamente en la selva amazónica.

Y ello se relaciona con la pérdida de otro recurso natural: el suelo cultivable, justamente cuando nos encontramos en el momento de aumento de la demanda alimentaria más grande de toda la historia. Se trata de otro ejemplo de vinculación de múltiples problemas. Tenemos, por una parte, la incidencia del crecimiento de las ciudades y del número de carreteras a costa de suelos fértiles (ver urbanización sostenible). Así, desde los años ochenta se pierden en China más de 400000 hectáreas de tierras de labor cada año debido al auge de la construcción y al crecimiento industrial, y lo mismo ocurre con otros países asiáticos, como Corea, Indonesia y Japón, en los que la rápida industrialización devora las tierras agrícolas y, como consecuencia, deben importar más del 70 % de los cereales que consumen.

Por otra parte, las talas e incendios se realizan, supuestamente, para disponer de más suelo cultivable, pero el resultado suele ser una degradación total al cabo de muy poco tiempo: es lo que ocurre en las selvas tropicales. Por ejemplo, los gobiernos brasileños, a principios de la década de los 80, incentivaron la colonización de algunas zonas del bosque tropical, contando con la supuesta fertilidad de un suelo capaz de hacer crecer tan frondosa vegetación. Pero al cabo de poco tiempo de haber talado y quemado grandes extensiones, ese suelo fértil, de muy escaso espesor, había sido arrastrado por las aguas al no contar con la fijación de los árboles; y las extraordinarias cosechas del primer año disminuyeron drásticamente. Pero era ya tarde para rectificar y en esas zonas no se puede seguir cultivando… ni crecerá de nuevo el bosque, contribuyendo así al incremento del efecto invernadero.

Esta deforestación ha continuado en Brasil. A través de observaciones vía satélite se ha podido seguir la expansión de las zonas deforestadas. Cada año se dan cifras que comparan el tamaño de las zonas deforestadas en la Amazonía con el de regiones como Galicia o países como Bélgica, mientras "megaincendios" de extensión semejante prosiguen año tras año, siempre con idénticos resultados de pérdida de suelo por la erosión.

Este fenómeno de la erosión destructiva se ha producido en muchas otras zonas del planeta por el afán de ampliar las superficies cultivadas a tierras marginales. En lo que fue la URSS, la ampliación de los cultivos en las llamadas tierras vírgenes apareció como una gran conquista, pero muchas de esas tierras se han perdido ya debido a la erosión. Un caso paradigmático de desastre ecológico provocado por esa política de ampliación de tierras cultivadas es el que se ha producido en torno al Mar de Aral: se desviaron los ríos que vertían en él para irrigar campos de algodón y el resultado ha sido la desecación de un mar que era navegable. Y lo peor es que el viento ha esparcido la sal del lecho seco por los campos de cultivo, poniendo fin a una prosperidad de apenas dos décadas.

Y no debemos olvidar esos recursos fundamentales –pero a menudo ignorados como recursos porque aparentemente “no cuestan dinero”- que suponen los sumideros (la atmósfera, los mares, el propio suelo) en los que se diluyen y en ocasiones se neutralizan los productos contaminantes fruto de la actividad humana. Y se trata de recursos que estamos también perdiendo: los suelos, los océanos, el aire, están saturándose de sustancias contaminantes. Particularmente grave es el hecho de que los océanos (que contienen unas 50 veces más CO2 disuelto que la atmósfera) y suelos como el permafrost ártico están transformándose, al elevarse la temperatura, de sumideros en fuentes de CO2 y metano, amenazando con un fatal incremento del efecto invernadero (Pearce, 2007).

Una vez más podemos ver la vinculación de los problemas, sin que, desafortunadamente, podamos pensar en encontrar solución, aisladamente, a ninguno de ellos. Pero las soluciones a la situación de emergencia planetaria existen y han sido apuntadas por los mismos expertos que han señalado los problemas (CMMAD, 1988; Mayor Zaragoza, 2000; Brown, 2004): se trata de poner en marcha, conjuntamente, medidas tecnológicas (Tecnologías para la sostenibilidad), cambios de comportamientos y estilos de vida (Educación para la sostenibilidad) y políticas (Gobernanza universal).

No todas son medidas simples, pero es urgente comenzar a aplicarlas, como afirma Brown (2004), con “una movilización como en tiempos de guerra” y prestar la debida atención a las “Pautas para aplicar el principio de precaución a la conservación de la biodiversidad y la gestión de los recursos naturales” (http://www.pprinciple.net/). Todos podemos y debemos aplicar las “3R” (reducir, reutilizar y reciclar) y contribuir a la necesaria toma de decisiones.

Referencias en este resumen

BALLENILLA, F. (2005). La sostenibilidad desde la perspectiva del agotamiento de los combustibles fósiles, un problema socioambiental relevante. Investigación en la Escuela, 55, 73-87.
BROWN, L. R. (1998). El futuro del crecimiento. En Brown, L. R., Flavin, C. y French, H. La situación del mundo 1998. Barcelona: Ed. Icaria.
BROWN, L. (2004). Salvar el planeta. Plan B: Ecología para un mundo en peligro. Barcelona: Paidós.
COMISIÓN MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE Y DEL DESARROLLO (1988). Nuestro Futuro Común. Madrid: Alianza.
DELIBES, M. y DELIBES DE CASTRO, M. (2005). La Tierra herida. ¿Qué mundo heredarán nuestros hijos? Barcelona: Destino.
DIAMOND, J. (2006). Colapso. Barcelona: Debate
FOLCH, R. (1998). Ambiente, emoción y ética. Barcelona: Ed. Ariel.
LYNAS, M. (2004). Marea alta. Noticia de un mundo que se calienta y cómo nos afectan los cambios climáticos. Barcelona: RBA Libros S. A.
MAYOR ZARAGOZA, F. (2000). Un mundo nuevo. Barcelona: UNESCO. Círculo de Lectores.
PEARCE, F. (2007). La última generación. Benasque: Barrabes
VILCHES, A. y GIL, D. (2003). Construyamos un futuro sostenible. Diálogos de supervivencia. Madrid: Cambridge University Presss. Capítulo 3.
WORM, B., BARBIER, E. B., BEAUMONT, N., DUFFY, J. E., FOLKE, C., HALPERN, B. S., JACKSON, J. B. C., LOTZE, H. K., MICHELI, F., PALUMBI, S. R., SALA, E., SELKOE, K., STACHOWICZ, J. J., y WATSON, R. (2006). Impacts of biodiversity loss on ocean ecosystem services, Science, 314, 787-790.

Cita recomendada

VILCHES, A., GIL PÉREZ, D., TOSCANO, J.C. y MACÍAS, O. (2007). «Agotamiento y destrucción de los recursos naturales» [artículo en línea]. OEI. [Fecha de consulta: dd/mm/aa].




Algunos enlaces de interés

Agencia Europea del Medio Ambiente, Informes sobre el Agua en Europa
Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo
FAO (Organización de la Alimentación y la Agricultura):
Fondo Mundial para la Naturaleza
Fundación Nueva Cultura del Agua
Naciones Unidas, Agenda 21
Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (España), Pesquerías
Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (España), suelo cultivable:
Ministerio de Medio Ambiente (España)
Ministerio de Industria, Turismo y Comercio (España), Sector energético:
Observatorio de la Sostenibilidad de España
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Instituto para la Sostenibilidad de los Recursos
Naciones Unidas, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Recursos Naturales e Infraestructuras

Este espacio irá incorporando materiales, documentos, enlaces, foros y otras informaciones de interés. Les invitamos a remitir sus aportaciones que serán entregados al Comité Académico para su valoración.

Remitir aportaciones: decada@oei.es

lunes, 14 de julio de 2008

FAO - Aumenta la degradación del suelo


Un cuarto de la población mundial está afectada, según un nuevo estudio
La degradación del suelo está aumentando en muchas partes del mundo, según un nuevo estudio que recoge datos de un período de 20 años hecho público hoy por la FAO.
Definida como el declive a largo plazo en la función y la productividad de un ecosistema, la degradación del suelo está aumentando en severidad y extensión en muchas partes del mundo, con más del 20 por ciento de las tierras agrícolas afectadas, el 30 por ciento de los bosques y el 10 por ciento de los pastizales.

Cerca de 1 500 millones de personas, un cuarto de la población mundial, dependen directamente de suelos sujetos a degradación.

Las consecuencias de este fenómeno incluyen una disminución de la productividad agrícola, la migración, la inseguridad alimentara, los daños a recursos y ecosistemas básicos, y la pérdida de biodiversidad debido a cambios en los hábitat tanto a nivel de las especies como a nivel genético.

“La degradación del suelo tiene también importantes implicaciones para la mitigación y la adaptación al cambio climático, ya que la pérdida de biomasa y de materia orgánica del suelo desprende carbono a la atmósfera y afecta a la calidad del suelo y a su capacidad de mantener el agua y los nutrientes”, señaló Parviz Koohafkan, responsable de la División de Tierras y Aguas de la FAO.

Los datos del estudio indican que a pesar de la determinación de los 193 países que han ratificado de la Convención de Naciones Unidas para combatir la desertización de 1994, la degradación del suelo está empeorando en vez de mejorar.

Cerca del 22 por ciento de las tierras sujetas a degradación se encuentran en zonas muy áridas o zonas subhúmedas secas, mientras que el 78 por ciento está en regiones húmedas. El estudio desvela que la principal causa de la degradación del suelo es la mala gestión de la tierra.

En comparación con evaluaciones previas, el presente estudio desvela que la degradación del suelo ha afectado a nuevas zonas desde 1991, mientras que algunas áreas muy degradadas históricamente se encuentran ahora estables tras haber sido abandonadas o explotadas con un bajo nivel de productividad.

Los datos sobre la degradación del suelo a nivel mundial son parte de un informe presentado por la FAO, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) e Información Mundial del Suelo (ISRIC). El estudio se denomina Evaluación de la Degradación del Suelo en Zonas áridas (LADA, por sus siglas en inglés), y cuenta con financiación de Global Environment Facility.

Buenos ejemplos

Pero las noticias no son tan malas. El estudio ha identificado una serie de lugares en donde el suelo se utiliza de forma sostenible (19 por ciento de las tierras agrícolas), o se está alcanzando mayor calidad y productividad (10 por ciento de los bosques y el 19% de los pastizales).

Muchos de los avances en tierras agrícolas están asociados con el riego, aunque también hay ejemplos de mejoras en tierras agrícolas de secano y los pastizales en las praderas de las Grandes Llanuras en Norteamérica y en India occidental. Algunas de las ganancias corresponden al incremento de la cubierta forestal, ya sea a través de plantación de bosques, en especial en Europa y Norteamérica, y algunos proyectos de bonificación de tierras, como sucede en el norte de China. Sin embargo, algunas de las iniciativas positivas se basan en la invasión por bosques y matorrales de zonas de pastos y tierras agrícolas, lo que por regla general no se considera una mejora del suelo.

El estudio demuestra que la degradación del suelo continúa siendo un asunto prioritario que requiere atención renovada por parte de los individuos, las comunidades y los gobiernos.

Fuente: FAO

5º Congreso mundial de educación ambiental

Los invitamos cordialmente a presentar sus propuestas de ponencias al 5° Congreso mundial de educación ambiental, que tendrá lugar del 10 al 14 de mayo de 2009 en el Palacio de congresos de Montreal.

Este evento podría llegar a ser uno de los más importantes encuentros internacionales de educación ambiental. La movilización en torno a la organización de este 5° Congreso mundial muestra ya un entusiasmo notable.

El 5º Congreso mundial de educación ambiental lanza una invitación a contribuir en la búsqueda de modos adecuados para vivir en la Tierra, este hogar común que compartimos seres humanos y otros seres vivos.

La complejidad de los problemas ambientales actuales, su globalidad y la controversia que éstos provocan requieren que sean abordados a partir de un enfoque que integre las perspectivas ambientales y sociales. Sólo de este modo se podrá hacer frente a los graves problemas que representan los cambios climáticos, el deterioro de los ecosistemas, la contaminación, la pérdida de biodiversidad y la acumulación de desechos, entre otros, que se producen al mismo tiempo que se agudizan las problemáticas sociales como la inequidad, la discriminación, la pobreza, la violencia y la guerra, entre otros males actuales.

Hoy más que nunca, la educación ambiental es llamada a jugar un papel preponderante para contribuir al desarrollo de una ciudadanía informada, reflexiva, crítica y competente, comprometida con los cambios sociales y políticos por una sociedad eco-responsable y una Tierra más sana, digna, justa y solidaria.

El congreso ofrecerá a profesores, investigadores, estudiantes, maestros, animadores, intérpretes, artistas, líderes, responsables de programas, consultores, periodistas y a todos múltiples actores de la educación ambiental, un espacio para continuar abriendo caminos de compromiso para aprender a vivir mejor en nuestras escuelas, organismos e instituciones, en nuestros barrios, pueblos, ciudades y regiones hacia formas más apropiadas de vivir juntos en la Tierra.

¡ Los acogeremos en plena primavera, en el corazón mismo de la ciudad de Montreal, entre montaña y río ! ¡Los esperamos en el mes de mayo de 2009 !

El Comité Directivo del Congreso

Áreas temáticas

La educación ambiental y ...

las relaciones entre ecología y economía: el desafío de la sustentabilidad
la equidad socio-ecológica
la salud ambiental
los retos urbanos
la ecologización de las instituciones de educación superior
la escuela en el corazón de su comunidad
la educación socio-comunitaria
la interpretación del patrimonio
el saber y las prácticas indígenas
la ética, la filosofía ambiental y las visiones del mundo
el arte: imaginación, creatividad y sentido
la identidad ecológica

Fechas límite

Para las propuestas de comunicación: 30 de Septiembre de 2008
Para la inscripción de los ponentes: 1o de Febrero de 2009

Tipos de comunicación

Comunicación

Ponencia
Una presentación de 12 minutos permitirá que el autor (autora o autores) presente las grandes líneas de una investigación, de una reflexión o de un proyecto de intervención educativa. Se agruparán cinco presentaciones por subtema en una sesión de 90 minutos. Un período de discusión colectiva seguirá a las presentaciones. Nota: Un equipo de proyección electrónica estará a disposición de los exponentes (power point).

Cartel
El cartel permitirá presentar la síntesis de un proyecto de investigación o de una intervención educativa. Los carteles serán agrupados por temas y subtemas en una gran sala de exposición, accesible durante el congreso. El programa contempla además dos momentos específicos - el lunes y el martes de 17 a 19 h - para la presentación de los carteles por parte de sus autores y para la interacción con los participantes del congreso. Nota: Las indicaciones referentes al formato de los carteles se comunicarán a los participantes en el momento de la aceptación de las propuestas.

Comunicación en « mesa redonda »
Este tipo de actividad permite intercambiar con los autores durante 40 minutos. En una gran sala, cada autor (o autora o equipo de autores) recibirá a otros participantes en torno a una mesa redonda identificada por una bandera. El o la ponente expondrá brevemente la investigación o proyecto en cuestión. Posteriormente a esto, se prevé un período de interacción para que los participantes discutan con los autores. Un sistema de rotación (cada 40 minutos) permitirá que diversos autores participen en « mesas redondas», exponiendo e intercambiando con los otros congresistas. Nota: No habrá apoyo electrónico para estas presentaciones.

Taller

Los talleres son de una duración de 90 minutos y serán animados por un equipo responsable del contenido y de la dinámica de esta actividad. Se invitará a los participantes a explorar colectivamente un tema o una problemática particular, a contribuir a un proyecto colectivo, a experimentar una propuesta pedagógica o a efectuar otros tipos de actividad colectiva. En primer lugar se presentará brevemente la problemática y los objetivos y luego se consagrará la mayor parte de la sesión a la interacción, de modo que los participantes puedan aportar su contribución y entablar la discusión. Nota: El congreso acogerá solamente un número limitado de talleres.

Foro de las ONG

El Congreso ofrece a las ONG (organizaciones no gubernamentales sin fines de lucro) que estén comprometidas en la educación ambiental una plataforma donde cada organización pueda presentar sus proyectos, sus logros, sus actividades, su material pedagógico, etc. Esta actividad será complementaria con el salón de expositores.

Formulario de comunicación

Es con gran interés que el 5° Congreso mundial de educación ambiental recibirá su propuesta de comunicación. Encontrará a continuación las instrucciones para enviar su propuesta.

Cada participante puede presentar un máximo de dos propuestas. El Comité responsable de la programación aceptará eventualmente una segunda propuesta sólo si se confirma una disponibilidad suficiente en el programa.

El Comité responsable de la programación evaluará cada propuesta e identificará el tipo de comunicación más apropiado.

La inscripción al congreso es obligatoria para que las propuestas sean integradas en el programa.

Información en: http://www.5weec.uqam.ca/ES/

Educación Ambiental para el nivel medio superior: propuesta y evaluación

Adelina Espejel Rodríguez
María Isabel Castillo Ramos
Universidad Autónoma de Tlaxcala, México
Resumen
El trabajo tiene como objetivo mostrar una propuesta de Educación Ambiental que se aplicó en el nivel medio superior en el estado de Tlaxcala, México, en el 2004, asimismo dar a conocer los resultados de su evaluación. La propuesta tiene un carácter multidimensional, que se encuadra en una reflexión teórica que considera a la educación ambiental como elemento fundamental para fomentar conciencia, valores y hábitos comprometidos con un medio ambiente en equilibrio. La propuesta busca incidir en el proceso de aprendizaje mediante conferencias de sensibilización, elaboración de cuentos, formación de comités ecológicos, discusiones en el aula, la confección de bitácoras ambientales y otras estrategias más, todas ellas con el objetivo de que los estudiantes comprendan y conozcan la problemática ambiental y adquieran conocimientos, valores y habilidades prácticas para participar e incidir en forma responsable y eficaz en la prevención y solución de los problemas ambientales, con acento especial en los relacionados con los residuos sólidos y la contaminación del agua. El artículo muestra también la evaluación que los estudiantes realizaron de la propuesta. La mayor parte de ellos la calificaron entre muy buena y excelente, puesto que
—afirman—.les ayudó a mejorar su actitud hacía el medio ambiente, los hizo reflexionar sobre la necesidad de cuidar su entorno y hacer acciones para preservarlo y así asegurar el futuro de las generaciones venideras.

Ver artículo completo en: http://www.rieoei.org/expe/2299Espejelv2.pdf
REVISTA OEI (Revista Iberoamericana de Educación)

jueves, 10 de julio de 2008

España es el país europeo con más certificados de calidad ambiental, con 11.125 sellos ISO 14001

ZARAGOZA, 9 Jul. (EUROPA PRESS) -

Las empresas e instituciones españolas ocupan el primer puesto en el ranking europeo y el tercero en el ámbito internacional en certificados de calidad de gestión medioambiental ambiental ISO 14001 con más de 11.125 sellos, según datos de la Organización Internacional de Normalización (ISO) facilitados en la I Cumbre de la Sostenibilidad organizada por la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR), celebrada hoy en la Exposición Internacional Zaragoza 2008.

De esta manera, España se sitúa por encima de países como Italia (9.825 sellos); Reino Unido (6.070) o Alemania,(5.415), lo que pone de relieve la apuesta española por el medio ambiente. En todo el mundo, hay más de 130.000 certificados de la norma 'estrella', que verifica el compromiso con el entorno natural.

En el caso de AENOR, los sellos ISO 14001 de gestión medioambiental emitidos se han incrementado hasta los 4.830 a 31 de mayo de 2008, lo que supone un crecimiento del 16,27 por ciento respecto al mismo período de 2007.

Representantes de diferentes empresas españolas han asistido hoy a la Exposición de Zaragoza a las jornadas de Cajalón en las que, además de analizar la situación actual de las empresas en este campo, se han debatido temas como la nueva Ley Medioambiental.

El encuentro ha sido clausurado por el consejero de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, Alfredo Boné, y por el presidente de AENOR, Manuel López Cachero.

AENOR emite también otros certificados específicos, como el de gestión forestal sostenible, eficiencia energética, verificación de compensación de CO2, informes de reducción de emisiones dentro del Plan Nacional de Asignación o la verificación de proyectos dentro del Protocolo de Kioto.

viernes, 4 de julio de 2008

Advirtió la FAO sobre la erosión

Agencia EFE

Roma. La erosión del suele ha aumentado en los últimos 20 años y afecta a un 20 por ciento de las tierras agrícolas, un 15 por ciento de los pastizales y un 30 por ciento de los bosques, informó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

En un comunicado, la FAO destaca que esa degradación del suelo afecta ya a un cuarto de la población mundial, es decir, más de 1.500 millones de personas. Basa esas informaciones en un estudio que publicó junto con otras organizaciones internacionales, en el que se concluye que "la erosión del suelo empeora en vez de mejorar".

La degradación del suelo tiene su principal causa en la mala gestión de la tierra y se produce a pesar de que 193 países han ratificado la Convención de las Naciones Unidas para el combate contra la desertización de 1994, según la FAO.

El organismo destaca que más de 1.500 millones de personas dependen para sobrevivir de suelos sujetos a la erosión, un fenómeno cuyas consecuencias incluyen el hambre, la disminución de la productividad agrícola, la emigración, los daños a recursos y ecosistemas básicos y la pérdida de biodiversidad.

Además, "la erosión del suelo tiene importantes implicaciones para la mitigación y la adaptación al cambio climático, ya que la pérdida de biomasa y materia orgánica del suelo desprende carbono a la atmósfera", señaló Parviz Koohafkan, responsable de la División de Tierras y Aguas de este organismo de las Naciones Unidas.

Los suelos, bajo un uso más intensivo

Un programa de la Provincia contempla la difusión de prácticas conservacionistas.

El próximo lunes se celebra el Día Nacional de la Conservación del Suelo, establecido en 1963 en memoria de Hugh Hammond Bennet, un investigador estadounidense que dedicó su vida a la preservación de este recurso vital para la producción agroalimentaria.

Córdoba tiene una gran variedad de suelos con diferentes aptitudes. En general, las mejores tierras están en el este provincial, mientras que hacia el oeste predominan las de menor potencialidad, lo que coincide con el patrón de distribución de lluvias.

La mitad de los suelos de la provincia (casi 8,3 millones de hectáreas) es apto para la agricultura, mientras que 39 por ciento (6,5 millones de hectáreas) no está en condiciones de tener el mismo destino, aunque sí cuenta con aptitud variable para la ganadería. Al 11 por ciento restante lo ocupan pueblos, ciudades y lagunas, entre otros, por lo que están afuera del mapa agropecuario.

En Córdoba se siembran unas siete millones de hectáreas con cultivos de verano (soja, maíz, girasol, maní y sorgo principalmente) y alrededor de un millón de hectáreas de cultivos de invierno. A la vez, coexisten casi siete millones de cabezas de ganado vacuno, por lo que está claro que los suelos se están utilizando en forma intensiva y que es escaso el margen para un aumento significativo del área.

Desafíos. Los nuevos desafíos –más allá de la crisis coyuntural– apuntan a que la provincia incremente la producción de granos y carnes. Esto se puede lograr ya que hay un sector pujante que dispone de un alto nivel de tecnología y un entorno internacional que lo permite. Pero como no quedan tierras aptas disponibles, el crecimiento necesariamente deberá darse de manera vertical, es decir, aumentando la producción por unidad de área.

Esto implica un uso más intensivo de los suelos y requiere de políticas para cuidar la sustentabilidad del sistema. De hecho, tanto los organismos dedicados a la investigación agropecuaria como la esfera oficial y los productores están involucrados en diferente medidas. En 2004 quedó reglamentada la ley 8.936 (aprobada en 2001) de conservación y prevención de la degradación de suelos.

En ese contexto, el Ministerio de Agricultura elaboró el Programa de Conservación de Suelos, para controlar y prevenir los procesos de degradación; recuperar, rehabilitar y mejorar los suelos para la producción; difundir prácticas de manejo sustentable y promover la educación conservacionista.

También se conformó el Consejo Central de Protección de los Suelos, integrado por representantes de la cartera agropecuaria, la Secretaría de Ambiente, Vialidad Provincial y la Subsecretaría de Recursos Hídricos (ex Dipas).

Una de sus tareas es delimitar, caracterizar y definir normas de uso y manejo de los suelos de los distritos de prevención y conservación y de recuperación. A la fecha están definidos dos distritos (Grandes Lagos y Centro), en los cuales están establecidas las prácticas de manejo conservacionistas para cada clase de suelo.

Problemas Acidificación y agotamiento. Se produce por la intensificación de la agricultura como consecuencia de la incorporación de germoplasma de alto potencial de rendimiento; uso y manejo de los suelos sin rotaciones de cultivos y reposición de nutrientes a menor ritmo que la extracción, lo que determina la disminución paulatina de la fertilidad.

El fósforo asimilable decreció a un ritmo anual de una a dos partes por millón, el calcio intercambiable a 50 por ciento y el PH, alrededor de una unidad. También cayeron en forma notable los contenidos de materia orgánica.

La desvinculación de muchos productores del proceso productivo, promovida por un nuevo perfil (pools de siembra) caracterizado, entre otras cosas, por el contrato de corto plazo, conspira en contra de un uso sustentable del suelo.

Erosión hídrica. Hay cerca de dos millones de hectáreas afectadas. Los departamentos más condicionados son Río Cuarto, Calamuchita, Tercero Arriba y Santa María. Se trabaja para inducir la mayor infiltración del agua de lluvia, además de demorar y ordenar los escurrimientos superficiales, con la construcción de "terrazas" paralelas en los campos para frenar las aguas y microembalses. Hay ocho consorcios de conservación de suelos para 730 mil hectáreas.

Erosión eólica. En 2003 había casi un millón de hectáreas afectadas, en especial en General Roca y Río Cuarto. Ahora, esa superficie es significativamente menor gracias a la siembra directa y al mejor uso de los suelos. Las acciones futuras incluyen la difusión de prácticas de conservación por el incremento del área sembrada con maní en el sur provincial.

Drenaje deficiente, salinidad y alcalinidad. El Ministerio de Agricultura y la Dirección de Recursos Hídricos están promoviendo una reunión de especialistas para definir un plan maestro que permita establecer áreas factibles de drenar y los requerimientos de las obras.

Resumen de un documento de trabajo del Ministerio de Agricultura de la Provincia. Fue elaborado por el ingeniero agrónomo Eugenio Fernández, de la Dirección de Conservación de Suelos y Manejo de Aguas, en la Secretaría de Agricultura, a cargo del ingeniero Héctor Fontán.

domingo, 8 de junio de 2008

Planeta con pronóstico reservado


Punto de vista
Planeta con pronóstico reservado

Por Ignacio Arana Araya


LANACION.com | Enfoques | Domingo 8 de junio de 2008

martes, 27 de mayo de 2008

El país debe crear una política urgente de cambio climático

Entrevista con Marcelo Sternberg / Ecólogo, experto en cambio climático
El tema no es tratado por el Estado y la gente no tiene conciencia del problema, sostiene el especialista.

Qué debe hacer Argentina para ayudar a revertir el calentamiento global? Empezar de cero: crear una política sobre cambio climático que hoy es inexistente. Así lo entiende Marcelo Sternberg, un cordobés de 43 años (se recibió de biólogo en la Universidad Nacional de Córdoba en 1988), doctorado en Ecología en la Universidad de Jerusalén y que hace más de una década estudia este problema.

Según este profesor de la Universidad de Tel Aviv, de visita por su ciudad natal, el cambio climático ya es irreversible y se requieren transformaciones drástica para que nuestros nietos no sufran las consecuencias.

Sostiene que en Argentina, esos cambios deben empezar por la legislación y la toma de conciencia de la gente, en especial, de los funcionarios públicos.

Antes de dar la charla “La Tierra tiene fiebre: diagnosis y prognosis” en la Academia Nacional de Ciencias hoy, a las 19.30, dialogó con La Voz del Interior.

–¿Antes de que comenzara a estudiar el cambio climático en 1995, se hablaba de este tema?

–A principios de 1990 cobró importancia, pero del tema se venía hablando desde antes. Los primeros artículos científicos de peso, en revistas como Science y Nature aparecen en la década de 1970.

–¿Por qué recién ahora se lo presenta como un problema?

–No había suficientes datos para armar una base científica que acreditara que el cambio climático es provocado por el hombre y no producto del ciclo natural de la Tierra. Además, había grandes presiones de grupos económicos que decían que esto no era tan importante. Incluso a principios de 1980 algunos científicos hablaban de un enfriamiento del planeta. Todavía hoy hay investigadores que sostienen que el cambio climático está relacionado con un aumento de la radiación solar y que no es producto de la actividad humana. Esta minoría muchas veces está subvencionada por compañías petroleras.

Un paciente enfermo –Si la Tierra es un paciente enfermo, ¿cuál es su diagnóstico?

–Tiene tres problemas grandes. Primero, la quema de combustibles fósiles a escala nunca vista en la historia del hombre produce cambios en la composición de la atmósfera y ha aumentado la proporción de gases responsables del efecto invernadero. Segundo, el aumento de la población mundial. Hoy hay 6.600 millones de habitantes. En el año 1950 era de 2.500 millones de habitantes. En el 2050 se estima que llegaremos a los 7.500 millones. Más personas que consumen y contaminan más. Tercero, el manejo de la tierra (la deforestación y el cambio en el uso de la tierra para cultivar) ha provocado cambios importantes en la composición de la atmósfera.

–¿Cómo hemos contribuido los cordobeses a subirle la fiebre a la Tierra?

–En la provincia de Córdoba se ha deforestado el 85 por ciento de los bosques en los últimos 50 años. Todo para cultivo y con consecuencias en el sistema hídrico. El desmonte, el sobre pastoreo y la quema provocan cambios en el suelo y en el ciclo del agua de la región. Otro problema es nuestro tipo de consumo que no tiene en cuenta el ambiente. No hay reciclaje, no hay consumo de energías alternativas. Todas son energías contaminantes.

–¿Cuál es el pronóstico?

–La prognosis es que va haber cambio climático y es irreversible. Los distintos escenarios que se dan hablan de buscar un desarrollo distinto y de cambiar nuestro tipo de consumo, cambiar las leyes para que se incentive el consumo de energías renovables y aumentar las tasa impositivas a las que son contaminantes. El pronóstico es que, si no hacemos ningún cambio drástico, a estas condiciones la van a pagar nuestros nietos que van a encontrarse con un serio problema climático.

–¿Hay alguna receta mágica para tratar a este paciente enfermo?

–Hay una área nueva, que se llama geoingeniería, la cual estima que los efectos del cambio climático seguirían, aun si paráramos hoy de contaminar. Entonces, estos expertos sostienen que hay que buscar tecnologías a bajo costo que disminuyan el efecto inmediato del cambio climático. Aseguran que debemos manipular el clima para hacer cambios en la composición de la atmósfera que disminuyan la temperatura y aumenten el reflejo solar para enfriar la tierra. Por ejemplo, se habla de tirar nubes de sulfuro en la atmósfera.

–¿Cómo puede ayudar Argentina a curar la Tierra?

–Argentina debe generar una política sobre el cambio climático urgente. No la hay y los funcionarios no hablan de esto. Tenemos una masa de profesionales científicos de excelente nivel que no es consultada. En Argentina, el manejo de recursos naturales está en manos privadas cuya intención es maximizar las rentas. El Estado es inexistente. Los funcionarios públicos no hacen su trabajo. El recurso natural como propiedad pública no existe. Es burdo cómo los funcionarios y la legislación no hacen hincapié en el valor de lo público. Por ejemplo, llama la atención cómo la Municipalidad de Córdoba cede los espacios públicos para que el capital privado administre los parques. Es una vergüenza. Es necesario un cambio a nivel legislativo y de concientización de la gente sobre la importancia del ambiente y de los recursos naturales.

Lucas Viano
lviano@lavozdelinterior.com.ar

http://www.lavoz.com.ar/nota.asp?nota_id=206706

miércoles, 30 de abril de 2008

Desde 2009, en Bouwer no se quemarán patógenos

Es uno de los cambios introducidos en los pliegos de la basura.
La comisión especial que estudia los pliegos para la licitación del servicio de recolección y tratamiento de la basura comenzó ayer a introducir algunos cambios sugeridos en la audiencia pública realizada tras la aprobación en primera lectura del proyecto.

Pese a que el dictamen será emitido el lunes próximo, ayer se informó que el principal cambio hasta el momento es la eliminación del sistema de incineración de residuos patógenos. El horno pirolítico –uno de los principales factores de riesgo de Potrero del Estado– deberá dejar de funcionar cuando comiencen a prestar servicios las nuevas prestatarias. Se trata de un reclamo de los habitantes de Bouwer y de varias entidades ecologistas, entre ellas el Foro Ambiental.

Ese sistema será reemplazado por otro denominado autoclave. Según lo informado por el biólogo Federico Kopta, se trata de una tecnología que mediante un tratamiento a alta presión y alta temperatura garantiza la eliminación de toda materia orgánica y la total esterilización de los materiales patógenos, que luego pueden ser enterrados como residuos comunes.

Otro de los cambios, sugerido por organizaciones sociales y cooperativas de carreros, será el reconocimiento explícito de que los futuros centros verdes –espacios para el reciclaje de la basura inorgánica– serán administrados por “empresas de economía social”.

El dictamen ingresará el martes próximo y los pliegos serían votados en segunda lectura en una sesión especial que podría realizarse el viernes 16 de mayo. Se estima que en junio se abre la licitación.

domingo, 27 de abril de 2008

La Antártida se derrite

En el siguiente link de Clarin.com pueden ver una excelente multimedia sobre la Antártida:
http://www.clarin.com/diario/2008/03/19/conexiones/inicio_antartida.html

El siguiente artículo fue publicado en Clarin.com el 2 de marzo de 2008:
Gustavo Sierra. ESTACION VALVERDE, ANTARTIDA. ENVIADO ESPECIAL
gsierra@clarin.com
La huella que se deja en la Antártida puede perdurar más tiempo que la vida de la persona que da ese paso. El hielo es capaz de guardar los mayores secretos por millones de años. Pero eso era una verdad científica hasta ahora. El cambio climático lo está modificando todo en esta tierra mítica. Voy dejando las huellas de mis botas en un hielo que se está derritiendo. Caminamos sobre trozos de témpano en la bahía López de Bertodano, en la isla Seymour, rumbo al campamento donde se construye la Estación Científica Valverde. Allí, si la Cancillería argentina pone pronto la firma para que llegue el dinero de un convenio con Brasil, comenzarán a estudiar las emanaciones de metano que desde el lecho marino se producen cada vez con mayor intensidad, y que contribuyen enormemente al efecto invernadero. Mi guía es el geólogo Rodolfo del Valle, de la Dirección Nacional del Antártico, un veterano de 35 años de trabajo antártico con más de 60 campañas en el Polo Sur. "Esto me provoca una tristeza enorme. Esta tierra está cambiando a un ritmo frenético. La Antártida que yo conocí está desapareciendo. Si lo tuviera que decir en términos no científicos, se está derritiendo".

Cruzamos de un trozo de hielo de unos diez metros de largo por cuatro o cinco de ancho a otro más pequeño pero de consistencia transparente. Este es hielo milenario, de las barreras que cubrían las costas de la península antártica, la zona reclamada por Argentina como su territorio. Son icebergs que comenzaron a desprenderse del que se creía era un hielo eterno. Todo comenzó el 28 de enero de 1995, cuando colapsó en apenas unas horas la barrera de Larsen A, de unos 1.600 kilómetros cuadrados y hasta 300 metros de espesor. Las barreras son plataformas de hielo que fluyen sobre el mar. La causa fue muy simple: había aumentado la temperatura a niveles nunca vistos. En la base argentina Marambio, la más cercana al lugar, se habían registrado ese verano temperaturas bastante por encima de cero grado: fue el verano más cálido registrado hasta ese momento. El siguiente desastre sobrevino en el 2002. Entre el 31 de enero y el 17 de febrero se desintegró la barrera Larsen B. Colapsaron casi 800 kilómetros cuadrados de hielos de un promedio de 230 metros de espesor, de los cuales sólo unos 30 metros emergían del agua. Otra vez, se estaban batiendo los récords de calor. Claro que no fue sólo el calor. También está la lluvia. Hasta hace unos 20 años aquí sólo nevaba. Pero ahora en la península antártica llueve casi todos los días y eso hace que los glaciares se derritan.

"El día en que supimos lo de la barrera de Larsen casi me pongo a llorar. Los seres humanos tendríamos que recordar ese día. Es un hito en la era de la destrucción de nuestro planeta. Y casi nadie en el mundo tiene idea de lo que sucedió", cuenta Rudy del Valle mientras sorteamos los últimos trozos de témpanos que fueron traídos hasta la costa por un viento de 50 nudos (unos 90 kilómetros por hora) que sopló la noche anterior. Tenemos que alcanzar la moto Polaris que está en tierra firme y es la única capaz de sortear esta geografía lunar donde hasta hace apenas unos días había un glaciar que se fue perdiendo en la bahía como ocurre cada verano desde hace 60 millones de años. La diferencia es que en este febrero ya no hay rastros de esa capa helada.

En el campamento nos espera Jorge Lusky, un experto en navegación y logística antártica. Se lo puede ver desde lejos, sosteniendo los tablones que martilla Jesús, el carpintero del Ejército que está terminando la casa principal del laboratorio. Hugo, enfermero, cocinero, pintor, reparador de todo, alcanza las herramientas mientras mira de reojo la olla de puchero que vamos a comer esta noche. Ellos tres y Rudy del Valle son los arquitectos, constructores y hasta decoradores del instituto que le permite a la ciencia argentina determinar la cantidad precisa de metano que está saliendo a la atmósfera y ver cómo esto recrudece el calentamiento global. El metano es el tercer factor más grave del efecto invernadero, junto al vapor de agua y el dióxido de carbono.

Argentina también podría tener la información para saber si esta zona que reclama como propia -aunque el Tratado Antártico firmado en 1959 por Argentina, Australia, Chile, Francia, Nueva Zelanda, Noruega y Estados Unidos no otorga soberanía de ningún territorio y prohíbe toda explotación- contiene una reserva energética superior a la del petróleo de Oriente Medio. "Este es un proyecto fundamental, en el que venimos trabajando desde hace años. Ahora tenemos la oportunidad de que la Universidad de San Pablo otorgue 3,5 millones de dólares para ponerlo en marcha, pero aún no está la decisión. Nosotros seguimos adelante con la convicción de que tendremos uno de los mejores centros científicos de la Antártida. Y para eso estamos dispuestos a clavar, a serruchar, a hacer pozos y a vivir en carpas por meses. Nosotros somos del hielo, somos una parte más de este territorio único", explica Del Valle, mientras frente a nosotros el sol cambia la luz y hace que el mar se vea en un tono rosa fuerte, el hielo celeste y las montañas de un marrón muy claro. La isla Cockburn, levantada de sedimento volcánico, le da un toque de negro azabache muy brillante.

El viento casi se detiene y la temperatura está por los dos o tres grados bajo cero. Para la Antártida es un día de primavera. Con esas condiciones se puede prender el fuego y pronto aparece sobre la parrilla un enorme bife de chorizo adobado por Hugo, un suboficial del Ejército con dos invernadas en este territorio. Comemos afuera sobre una mesa improvisada con una plancha de metal de las que se usan para hacer las paredes del laboratorio. Rudy me cuenta su vida con una enorme tristeza. Le acaban de avisar por el teléfono satelital que su mamá de noventa años se rompió la cadera. "Justo anoche se fue un avión. Ahora tengo que seguir penando desde 4.000 kilómetros de distancia. Esta es la vida del antártico", dice, y mira al horizonte donde sobresalen los conos de hielo de la isla James Ross teñidos de un rojo intenso por el sol que se va.

Es hora de ir a dormir a la carpa anaranjada, donde un skua (especie de gaviota grande color marrón oscuro) se posó en el mástil. Mañana hay que levantarse muy temprano para regresar a la base Matienzo y volar en los helicópteros hasta un iceberg junto a Pedro Skvarka, el científico argentino que descubrió el quiebre de la barrera Larsen B.

Los pilotos del Bell 212 esperan las confirmaciones que le dan los instrumentos para poder salir. El ingeniero Skvarka está ansioso. Hace tres días que espera viajar hacia "su" glaciar, el de la Bahía del Diablo, en la isla Vega. Lo viene monitoreando desde 1999. Dos veces al año, en febrero y en agosto, va a registrar sus movimientos. En verano depende de los helicópteros de la Fuerza Aérea Argentina. En invierno hace el recorrido en una potente moto de nieve por encima del mar congelado. Finalmente los helicópteros sobrevuelan la isla Seymour. Desde el aire se puede ver cómo flotan en el Mar de Weddell decenas de miles de témpanos. Desde siempre, los glaciares avanzaban, desprendían enormes paredes de hielo en el mar y volvían a avanzar. Pero en los últimos años, desde que la capa de ozono se redujo y dejó pasar los peligrosos rayos ultravioletas, los glaciares sueltan en el mar sus bloques de hielo y ya no vuelven a reproducirlos.

"El 90 por ciento de los glaciares del mundo está en retroceso, y acá se ve mucho más", me cuenta Skvarka mientras el helicóptero se acerca a la isla Vega. Tras 40 minutos de vuelo, el enorme glaciar de la Bahía del Diablo está a la vista. Skvarka lo mira como si hubiera encontrado a su novia. Se pueden ver las dos lenguas de hielo cayendo sobre el mar, pero también enormes porciones de roca entre medio.

Los helicópteros bajan en una playa de cantos rodados y descargan cajas con víveres e instrumentos. Nos dejan a Skvarka y a mí y continúan vuelo hasta la cima del glaciar, donde van a dejar una moto de nieve con la que el ingeniero y su ayudante recorrerán varios kilómetros al día. "A simple vista puedo ver un mayor retroceso desde la última vez que vine. Se pueden perder hasta 100 metros por temporada", explica Skvarka, mientras lo ayudo a armar la carpa central de su campamento antes de que se levante más viento y la tarea sea imposible. Cuando los helicópteros regresan ya está firme la estructura. El viento aumenta y los helicópteros tienen que partir de inmediato. Tengo la última imagen desde el aire de Skvarka mirando el glaciar mientras se rasca la cabeza. Creo verle una expresión de desaliento. Si toda esa agua dulce, los 32 millones de metros cúbicos de hielo que cubren la Antártida, se derritieran, el mar podría crecer entre 7 y 70 metros. Lo suficiente como para sumergir, por ejemplo el Delta del Paraná, Puerto Madero o Manhattan.

El helicóptero de la fuerza aérea brasileña que lleva al presidente Lula da Silva entra por encima de la bahía Potter y da la vuelta por el imponente nunatak (pico montañoso que aparece dentro de un glaciar) Yamana. Le están dando un tour exclusivo al presidente brasileño que hizo su primera visita antártica a la única base que tiene su país aquí, la Comandante Ferraz, que cumple 25 años. Dos días más tarde llega a la zona el barco oceanográfico Ariel Rocher de la armada brasileña, lanza el ancla y saca a uno de sus dos helicópteros Puma que hace 15 viajes para trasladar a siete científicos de ese país que van a medir la reducción del permafrost, el hielo que queda debajo de la primera capa de hielo y piedras al retirarse los glaciares. Hay otras dos misiones brasileñas en otras islas. El presidente Lula regresa a Brasilia y asegura que su país no tiene ninguna pretensión territorial en la Antártida, pero aclara que "tenemos una definición estratégica de explorar e investigar en el continente". También anuncia un fuerte incremento a los 8 millones de dólares anuales que se gasta en la base Ferraz y la compra de un rompehielos.

La controversia en esta zona la lanzó Gran Bretaña cuando en octubre anunció que va a presentar a las Naciones Unidas un reclamo de soberanía de más de un millón de kilómetros cuadrados como extensión de la plataforma continental de las Islas Malvinas. El Foreign Office dice que está recogiendo y procesando datos para extender los derechos de explotación británicos sobre petróleo, gas y minerales hasta 350 millas en el océano Antártico. Una zona que justamente reclaman Argentina y Chile

Rusia va mucho más allá. Mientras Lula estaba vestido de anaranjado entre la nieve, Sergei Baliasnikov, el vocero del Instituto Ruso de Investigación Científica del Artico y la Antártida, anunciaba que habían realizado un acto de soberanía inédito y contrario al Tratado Antártico. "La bandera rusa fue colocada en el lecho marino del Polo Sur geomagnético, en las coordenadas 64 grados 28 minutos latitud sur y 137 grados 37 minutos longitud este". La "simbólica" operación fue realizada en el fondo del mar de Durvil por el buque Académico Karpinski. Ocurría apenas seis meses después de que dos minisubmarinos rusos plantaran la bandera en la plataforma submarina del Polo Norte, lanzando una carrera geopolítica de consecuencias imprevisibles. El Tratado Antártico tiene vigencia hasta el 2048 y pone un paraguas protector por sobre toda pretensión territorial, pero el cambio climático está dejando al descubierto demasiadas riquezas y nadie sabe hasta cuándo se va a cumplir.

El Twin Otter dio dos vueltas por encima de la plataforma de hielo Warszawa, en el centro de la isla King George, hasta que encontró el lugar exacto para aterrizar. Bajó los patines de los esquís y en la tercera pasada se deslizó suavemente por encima del suelo helado para detenerse al final de una pista interminable. El blanco profundo y el silencio penetrante lo envuelve todo hasta que aparece el vehículo de oruga Logan de la base argentina Jubany para rescatarnos. Bajamos tres pasajeros y una buena carga de reserva para la dotación. Entre los que llegan está Jorge Strelin, geólogo, profesor, investigador de la Dirección Nacional Antártica y experto conocedor de este continente. «él también está preocupado por el cambio climático y las transformaciones que vemos. "Cuando lo vi por primera vez, hace 35 años, este mismo glaciar -el Fourcade, que cae señorialmente hacia la bahía Potter— llegaba hasta el pie de la base. Ahora se retiró más de 600 metros. Es muy marcado", comenta Strelin. Aunque advierte que en términos geológicos tenemos que tener cuidado. "Los glaciares oscilaron mucho en los últimos 1.000 años".

Encuentro a Strelin y a su ayudante Fernando una semana más tarde en el refugio Elefante de la zona Especialmente Protegida 132, cerca de Punta Stranger. Está exultante. Encontró un liquen y piedras con los que puede probar que existió una pequeña Era del Hielo hace unos 350 años, en la que ese glaciar se retrotrajo más que en este momento. "Esto demuestra que el hielo antártico tuvo grandes oscilaciones en el tiempo, incluso antes de la industrialización que se supone es la que termina produciendo el calentamiento global que vivimos", explica mientras cocinamos unas milanesas en la rústica cocina del precioso refugio. Pero la inquietud y las dudas que plantea Strelin no quedan ahí. Cuenta que es muy probable que las fuertes nevadas y temperaturas extremadamente bajas que hubo en la zona el invierno pasado se deban al hielo desprendido de la barrera de Larsen y otras zonas, como consecuencia del calentamiento global. "Esto es como poner cubitos en un vaso. El agua se enfría. Y eso es lo que ocurrió en el mar. Ese es el fenómeno que mostró la película 'El día después de mañana', el calentamiento termina causando una glaciación", cuenta Strelin mientras podemos mirar por la ventana la llegada de una manada de elefantes marinos de tres toneladas cada uno. La Antártida es extrema y anárquica.

lunes, 21 de abril de 2008

Líneas Estratégicas para el fortalecimiento de la Gestión Ambiental Urbana

Los lineamientos presentados a continuación parten de la experiencia del BID en las áreas de fortalecimiento y desarrollo institucional para la gestión municipal en diversos países de Latinoamérica. Los lineamientos estratégicos están organizados en cuatro áreas transversales que de manera conjunta componen el marco de institucional ambiental: (a) el fortalecimiento del marco legal y normativo, como aspecto esencial conducente a una efectiva descentralización de funciones de gestión ambiental urbana en los municipios y áreas metropolitanas de Latinoamérica; (b) el fortalecimiento de las capacidades técnicas en actividades claves como son la planificación, la administración de servicios municipales, la implementación de instrumentos regulatorios y económicos, y la implementación de sistemas de información ambiental, entre otros; (c) el fortalecimiento de las capacidades financieras, para asegurar fuentes de financiamiento para una gestión urbano-ambiental efectiva y (d) el fortalecimiento de la participación pública, para asegurar que el conjunto de actores de la sociedad civil y el sector privado sean integrados en el proceso de diseño y ejecución de políticas y programas de gestión urbano ambiental.

* Capacidades Legales y Normativas (Capacidades para el diseño de políticas y ejecución de regulaciones): El fortalecimiento del marco legal y normativo de los gobiernos municipales en función de la gestión ambiental urbana es fundamental en el contexto de la descentralización que se ha dado en la mayor parte de Latinoamérica. En este contexto, es fundamental que los gobiernos planeen y promuevan la asignación de funciones, competencias y mecanismos legislativos que empodere a los gobiernos municipales y consolide su autonomía para la toma de decisiones, definición y ejecución de políticas, planes y programas. De igual manera, el fortalecimiento del marco normativo puede crear los mecanismos adecuados que aseguren la transferencia y sostenibilidad de atribuciones y capacidades para que los gobiernos municipales puedan generar recursos propios destinados a la administración, protección y mejora del medio ambiente urbano y los ecosistemas que se interrelacionan con éste.

El fortalecimiento del marco legal y normativo también incluye el fortalecimiento de la coordinación interinstitucional. En respuesta a los procesos de descentralización y como consecuencia de la complejidad de los problemas ambientales que abarcan múltiples sectores e instancias en los niveles del gobierno, el marco legal puede establecer mecanismos formales que faciliten la toma de decisiones de manera coordinada y cooperativa. La comunicación, intercambio de información y cooperación entre los gobiernos municipales, las instituciones nacionales ambientales y sectoriales, son factores críticos para una gestión ambiental urbana efectiva. Por ejemplo, la legitimidad de las asociaciones municipales o Mancomunidades puede quedar establecida bajo el marco legal ambiental urbano.

Además, es importante resaltar la importancia de integrar demandas y oportunidades para la gestión ambiental urbana vinculadas con las estrategias nacionales de desarrollo, modernización y competitividad, y en particular en aquellos sectores de alta incidencia en la economía urbana local como el turismo, la industria manufacturera, expansión de infraestructura urbana, servicios de salud y educación, entre otros. y educación, entre otros.

* Capacidades Técnicas: El fortalecimiento de las capacidades técnicas de los gobiernos municipales en Latinoamérica, puede enfocarse en áreas como son con la planificación, administración de servicios municipales y gastos, implementación de instrumentos regulatorios y creación de sistemas para el manejo de información ambiental. La planificación y estructuración de programas y planes de acción ambiental constituyen un paso fundamental para una adecuada respuesta en la gestión ambiental urbana. Lo anterior implica que los gobiernos municipales fortalezcan sus capacidades para el diagnóstico ambiental, la sistematización de información, comunicación y consulta a lo largo del proceso de planificación y diseño, la selección adecuada de instrumentos de gestión (regulatorios y de mercado) y un adecuado monitoreo y evaluación de las intervenciones y problemas ambientales urbanos.

Igualmente, el desarrollo de las capacidades técnicas institucionales para la implementación de mecanismos de monitoreo y evaluación del desempeño deben tomar en consideración la capacidad humana, tecnológica y procedimientos para dar seguimiento a las acciones e interpretar los resultados, incluyendo un proceso de retroalimentación para informar a los tomadores de decisiones sobre los resultados. Esto incluye, por ejemplo, el fortalecimiento de las unidades ambientales locales para desarrollar actividades de inspección y verificación de cumplimiento ambiental, en coordinación con autoridades centrales y en el marco de la legislación nacional ambiental y urbana.

* Capacidades Financieras: El fortalecimiento de la capacidad financiera de los gobiernos municipales en la región puede tener como punto de partida el aseguramiento de mecanismos que transfieran asignaciones presupuestales, atribuciones y recursos (tanto en etapas de planificación, ejecución y evaluación) para la gestión ambiental urbana. Asimismo, los gobiernos locales pueden impulsar la generación de ingresos propios para la gestión ambiental y proveer acceso a recursos (préstamos y cooperaciones técnicas) para el fortalecimiento de las capacidades financieras de sus municipios. Lo anterior implica que los gobiernos municipales se preparen para aumentar su capacidad recaudatoria a través mecanismos legales, instrumentos tecnológicos y definiciones administrativas que hagan más eficiente la recolección y cobro de tarifas, la aplicación de impuestos locales y otros ingresos (vía permisos, licencias. etc.) que podrían significar la fuente principal de fondos para actividades de gestión ambiental en el municipio.

* Capacidades para promover la Participación Pública y el Acceso a la Información Ambiental: El fortalecimiento de la participación pública, incluyendo la sociedad civil y el sector privado, es una área crítica de intervención en la gestión ambiental urbana. En este sentido los gobiernos municipales pueden liderar y facilitar procesos participativos y consultivos que incorporen a los actores afectados e interesados en la definición de prioridades, planes y políticas ambientales al nivel urbano a través de mecanismos para la planificación estratégica participativa. Este aspecto es prioritario dado que los procesos participativos y la divulgación de información oportuna permiten discusiones informadas sobre las prioridades, indicadores y metas en la formulación de políticas, planes y programas municipales.
Fuente: http://grupobid.org/sds/env/site_7027_s.htm

lunes, 10 de marzo de 2008

Cambio climático y negocios

Especialista en crear escenarios que anticipan el futuro, Peter Schwartz les aconseja a las empresas que consideren los potenciales efectos del cambio climático y tomen decisiones tendientes a contrarrestarlo. Los beneficios serán múltiples.

El cambio climático puede ser repentino y sus efectos devastadores. La manera en que las empresas globales reaccionen hoy en las regiones más vulnerables a sufrir el peor golpe afectará la viabilidad de esos mercados.

En las próximas décadas se estima un ascenso en los niveles de los océanos, sequías extremas, tormentas más intensas e inundaciones. Estos fenómenos impactan en las empresas cuando fuerzan a la población a trasladarse, se destruye infraestructura, se pierden cultivos, aumenta la volatilidad económica y, en los peores casos, la región se vuelve inhabitable.

Imaginemos lo que sucederá cuando, ante el aumento más leve en el nivel del mar, Bangladesh sea azotada por vientos monzones más fuertes y quede sumergida: más de 100 millones de habitantes se verán obligados a buscar refugio en las vecinas India o China, desencadenando una peligrosa presión social y económica. O imagine una sequía en el sur de China que reduce drásticamente el caudal del río Mekong, que corre a través de seis países asiáticos. Los conflictos aumentarán en torno al acceso al agua, para irrigación, y el suministro en los hogares y la industria, dañando a las economías de rápido crecimiento de la región.

Las empresas deben prever de qué manera el cambio climático podría afectarlas, incluyendo quiebres en sus cadenas de abastecimiento, migraciones de los empleados, aumentos en las enfermedades e, incluso, perjuicios a su reputación (las multinacionales podrían ser consideradas las culpables de problemas ambientales). También deben evaluar los riesgos de manera más amplia, identificando si los lugares donde operan son susceptibles de catástrofes relacionadas con el cambio climático. Para eso, tienen que ponderar la vulnerabilidad a inundaciones, sequías y tormentas, prestando especial atención a áreas con dificultades para adaptarse a los cambios, por ejemplo, aquellos países donde el Estado tiene capacidad limitada para responder a las emergencias, el ecosistema es frágil, la urbanización se acelera con pocos servicios sociales y el suministro de agua apenas da abasto. Haití es, probablemente, el caso más extremo, pero las Filipinas y partes de América Central también están en jaque.

Las empresas pueden colaborar con estas regiones realizando inversiones y apoyando las iniciativas resistidas y que mejoran el medio ambiente, como estándares de calidad de agua y aire más estrictos. De hecho, las vulnerabilidades creadas por el cambio climático pueden convertirse en oportunidades para las empresas dispuestas a acercarse a los gobiernos y a los principales jugadores en la cadena de abastecimiento, aun a sus competidores tradicionales. Al tomar un papel activo en ayudar a las regiones a anticipar el cambio climático y mitigar el riesgo, las empresas protegen sus intereses y, al mismo tiempo, se crean una buena imagen en las comunidades. Un ejemplo es Coca-Cola, que anunció que trabajaría con el World Wildlife Fund para proteger los recursos de agua globales.

Peter Schwartz
Es cofundador y presidente de Global Business Network, consultora especializada en estrategia con sede en San Francisco. Su ensayo sobre el cambio climático “Impacts of Climate Change” está disponible en www.gbn.com/climatechange.
© Carta de Noticias / Harvard Business School Publishing, 2007

INFORME DE PNUMA - GEO 4

PERSPECTIVAS DEL MEDIO AMBIENTE MUNDIAL
GEO 4 - PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL MEDIO AMBIENTE

Para acceder al informe completo: http://www.oei.es/decada/GEO-4_Report_Full_ES.pdf

miércoles, 27 de febrero de 2008

República Argentina: impacto social, ambiental y productivo de la expansión sojera

El sustancial aumento de la producción agrícola argentina con imposición del monocultivo de la soja, va unido a un creciente deterioro ambiental y a una fuerte concentración económica y exclusión social. El costo de la subvaluación y sobreexplotación de los recursos naturales -que debería incluirse en la contabilidad macro y microeconómica- pone en duda la eficiencia y sostenibilidad del modelo de producción agrícola "moderno", tanto nacional como internacional

Presentación

El artículo plantea consideraciones generales sobre el neoliberalismo en su práctica y, en el caso particular de análisis, el tema se refiere a las consecuencias sociales, ambientales y productivas por la expansión del cultivo de la soja en Argentina, transformando la agricultura en monocultivo exclusivo de la mencionada oleaginosa. Es preciso aclarar que quien suscribe estas reflexiones lo hace desde las Ciencias Sociales, muy preocupada por el impacto que el compulsivo cambio trajo aparejado. No constituye un estudio técnico a nivel de la agricultura, sino reflexiones para ser difundidas.

En la década de los años 90, los procesos de reconversión económica ligados al aumento del intercambio comercial mundial se extendieron a escala planetaria influyendo sobre la vida social y las estrategias empresarias en diferentes partes del mundo.

Se asiste a la transformación del modelo de producción - distribución, un nuevo rol del Estado que se aleja del modelo tradicional de Estado de Bienestar, una economía abierta a los actores trasnacionales, con nuevo protagonismo del capital privado en la explotación de los recursos naturales, y una "reterritorialización" configurada a partir de nuevas comunicaciones, nuevos marcos regulatorios, e intensos procesos de integración y complementación económica [1]

La nueva dinámica económica muestra un acentuado proceso de apertura, una estrategia nacional ofensiva de primarización de exportaciones, particularmente energéticas, e impone la reconversión de las actividades productivas regionales, a fin de alcanzar niveles de competitividad suficiente para acceder a los mercados, en condiciones de exigencia creciente en precios y calidad en procesos y productos. A partir de ello se impone una profunda alteración en la modalidad empresaria, en las relaciones entre los agentes que conforman los subsistemas económicos regionales, entre concesionarios y usuarios, entre los propios capitales privados de producción y servicios, definiéndose nuevas estrategias de asociación y competencia, y nuevas formas de gestión del trabajo.

Se redefinen los territorios, los espacios de producción e intercambio, los sistemas de transporte, y el sistema de ciudades; se imponen nuevas lógicas en el uso del espacio natural, de los recursos, del territorio. Se intensifica la antropización de los ecosistemas, interfieren nuevas actividades con horizontes productivos diferenciados y en modelos tecnológicos contradictorios, y se instalan nuevos actores en el escenario regional con comportamientos más ligados a la dinámica mundial de los negocios que a la historia regional.

El orden neoliberal que ha sido impuesto, tendrá que enfrentarse a una transformación profunda, ya no urgido por los movimientos sociales, sino por una realidad mucho menos negociable ni susceptible de represión político-militar: la escasez de recursos renovables y el desequilibrio que los mismos conlleva.

Los cambios en la República Argentina

Entre fines del siglo XX y comienzos del XXI, La diversidad de la producción agrícola argentina fue mutando por premisas neoliberales en concepto de rentabilidad entre ellas, la adopción compulsiva del monocultivo de soja transgénica para uso forrajero [2]. El proceso económico actual se basa en una importante ventaja comparativa que hasta ahora ha sido su sostén pero que bajo la intensificación de la agricultura se torna cada vez más insustentable con respecto al ambiente.

A fines de la década del ‘90 Argentina pasa a instalarse junto con Estados Unidos como uno de los primeros países en autorizar la siembra de cultivos genéticamente modificados (en adelante GM), permitiendo el cultivo de la soja Roundup Ready (en adelante RR). Esta variedad de semilla resistente al glifosato (comercializado bajo el nombre de Roundup), es desarrollada por la firma estadounidense Monsanto, que posee patentados sus derechos de propiedad no sólo sobre las semillas RR, sino también sobre su descendencia [3]

A partir de la política de 1991, la desrregulación llevada adelante por la Presidencia Menem y en su ministro de economía Cavallo, el INTA [4], que había desarrollado una correcta política de variedades y cultivares agrícolas durante décadas para las distintas áreas de cultivo argentinos, se vio obligado a entregar su colección de germoplasma a los semilleros multinacionales que se apropiaron desde entonces de los secretos de la producción nacional. A partir de allí el INTA fue poco menos que una figura decorativa, al servicio de Monsanto y las compañías cerealeras, en cuyas manos quedó el control y la exportación de granos al destruirse la Junta Nacional de Granos.

Esta política desregulatoria como expresión de las premisas neoliberales, destruyó la soberanía alimentaria argentina iniciando un proceso que está llegando a su cúspide transformando a nuestro país en una colonia desde el punto de vista alimentario.

De esta manera es en el año 1997 cuando a través de una resolución administrativa de la Secretaria de Agricultura, sin la participación del Congreso Nacional, sin ninguna ley y sin realizar ensayos experimentales previos por parte de los organismos oficiales, se tomaron decisiones sustentadas en los ensayos realizados por las propias empresas interesadas.

Los agricultores argentinos se inclinaron hacia esta tecnología porque aparecía como la solución a los problemas que enfrentaban. Desde 1980 la región agrícola más fértil del territorio nacional, la denominada pampa húmeda, presenta una fuerte erosión del suelo. Según el INTA, alrededor de la mitad de los 5 millones de hectáreas es afectada por el influjo de un notable proceso de erosión que ocasiona la caída de los rendimientos de estas tierras en, por lo menos, un tercio. Para tratar de solucionar este problema, los agricultores empezaron a experimentar con el sistema de “labranza cero” –consistente en la siembra directa de semillas en la tierra, sin necesidad de practicar ninguna otra forma de labranza, encontrándose con el inconveniente de no poder controlar las malas hierbas.

En este escenario la soja RR irrumpe como una solución caída del cielo, ya que esta semilla permitía la puesta en ejercicio del sistema de “labranza cero” eludiendo la acostumbrada necesidad de realizar las cinco o seis aplicaciones de un cóctel de herbicidas, porque ahora el control de las malas hierbas es reducido a sólo dos aplicaciones de glifosato.

La nueva tecnología también se presentaba como una alternativa de bajo costo. De esta manera, mientras los agricultores de Estados Unidos pagaban un sobreprecio de al menos el 35% para cultivar variedades GM, Argentina, al no haber firmado todavía un acuerdo internacional sobre patentes, se limitaba a contribuirle a Monsanto un cargo reducido.

Estos elementos condujeron a que, impulsados por la aparentemente insaciable demanda externa de soja, los agricultores argentinos se volcarán masivamente a su cultivo mediante la aplicación de esta nueva tecnología.

A mediados de los 90 tuvieron lugar dos factores determinantes: por un lado, la fuerte baja en los precios internacionales de los productos argentinos, y por otro, una serie de cambios significativos en las condiciones internas, generadas por la convertibilidad, las privatizaciones y la desregulación total del sector. En tal contexto, los actores económicos más fuertes se valieron del apoyo del Estado y de la ayuda de un eficaz dispositivo comunicacional para marcar el camino hacia el aumento de la producción agropecuaria con especialización en oleaginosas y la exportación de sus derivados. Como siempre, el discurso dominante postuló que este camino no sólo era el único camino posible sino que además era el camino hacia el paraíso.

Esta decisión comportaría cambios en las orientaciones productivas y en la estructura social agraria, con la consecuente desaparición de muchos agricultores. Sin lugar a dudas, hoy podemos constatar que ese nuevo esquema productivo ha traído como consecuencia una tremenda desindustrialización, que responde a una crisis estructural de largo plazo, y ha arrastrado a la economía nacional a una primarización concentrada en muy pocos rubros agroproductivos.

Este proceso fue privando a los agricultores de semillas de germoplasma nacional estabilizados por las condiciones ecológicas de nuestras regiones, llegándose al extremo actual donde han desaparecido cultivares y variedades de trigo pan, trigo candeal, maíz, arveja, lenteja, tomate, sorgo, lino, girasol, papa, batata, etc., sembradas durante décadas y desarrolladas en el país por el INTA o la Secretaría de Agricultura en otros tiempos, transformando al antiguo granero del mundo en una peligrosa republiqueta sojera.

Con respecto a la soja tradicional (no transgénica) la que venía expandiéndose en forma continuada desde mediados de los sesenta, es a partir de 1994, con la autorización de la autoridad agropecuaria para el cultivo de la Soja RR (soja transgénica con agregado de genes para Resistencia al herbicida Round-up), que el cultivo de soja crece exponencialmente llegando a ocupar más de la mitad de la producción total de granos argentinos.

La agricultura transgénica

Si bien la transgenia es un grave problema en sí, lo más grave del cultivo de la soja RR, es su sistema de cultivo y la poco conocida acción del monocultivo continuado de soja sobre la fertilidad y la estructura de los suelos donde se la cultiva.

El sistema de cultivo de la soja RR, el cual la hace 'tan rentable' en los términos de agricultura minera e inmediatista a que son tan afines las voces oficiosas agropecuarias, se basa en su resistencia al herbicida Round-up (Glifosato). Esto permite que la soja RR pueda crecer bajo las pulverizaciones de Round-up, de tal forma que esta soja es implantada mediante un sistema denominado siembra directa. Es decir no se rotura el suelo, sino que sobre los rastrojos del cultivo anterior, previa aplicación de herbicida, se siembra soja RR, mediante un equipo de siembra de alta potencia apto para sembrar sin roturar. A posteriori se aplica Round-up más los plaguicidas necesarios en sucesivas aplicaciones mediante fumigaciones aéreas o con equipos especiales.

Transcurrida más de una década, la situación ha producido una desertificación biológica de los suelos argentinos, parecería que se está desarrollando un inmenso proceso de devastación, erosión y desertificación estructural de los suelos sometidos al sistema de siembra directa y cultivo de soja RR.

La no roturación del suelo, que pudo ser vista en un principio como una práctica benéfica, terminó -en el marco de este sistema y del ecosistema de los suelos que afecta- produciendo compactación, acumulación excesiva de residuos orgánicos que no pueden ser mineralizados, disminución de la temperatura del suelo (lo cual trae aparejado la disminución de la fijación de nitrógeno por la soja y por ende la necesidad de fertilizarla con Nitrógeno). También produce modificaciones en la microflora y microfauna del suelo el uso continuo de herbicida destruye la vida bacteriana del suelo permitiendo la proliferación de hongos que modifican la química de la mineralización de la materia orgánica, destruyendo la fertilidad natural de nuestros suelos [5]

La macrofauna del ecosistema de cultivo es brutalmente afectado por este sistema de contaminación química continua del suelo: las gaviotas y otras aves desaparecen por la ausencia de roturación, lo mismo que las liebres por envenenamiento y ausencia de rastrojo verde, las perdices ponen huevos estériles, las lombrices (de fundamental acción benéfica para el suelo) son destruidas por el uso masivo de agroquímicos, habiéndose observado efectos dañinos hasta en ñandúes y siendo de público conocimiento la desaparición masiva de pájaros, cuises, mariposas y otros integrantes habituales del ecosistema en los lugares de aplicación masiva de este sistema de destrucción de los componentes del ecosistema y su transformación en un sustento inerte de una producción minera semiindustrial. Este sistema devasta la biodiversidad del ecosistema agrícola.

Pero el uso continuado de herbicidas e insecticidas, produce también la aparición de súper-malezas resistentes a dicho herbicida, lo cual obliga a aumentar las dosis del mismo y cuando esto ya no es posible, a utilizar otros herbicidas como 2-4-D, Atrazina, Paraquat, Diquat y otros productos, los cuales son mayoritariamente cancerígenos, altamente tóxicos y contaminantes del suelo y las napas de agua.

El cultivo de la soja RR se difunde masivamente pues es susbsidiada de hecho por las políticas generadas desde el poder económico dominante. La alta tasa de rentabilidad bruta de la soja RR, está vinculada al altísimo precio del gas oil, desde que la empresa Repsol decidió no producirlo más en el país sino importarlo, lo cual encarece cualquier cultivo que pudiendo competir con la soja, no se realice por siembra directa. El alto costo de la maquinaria para hacer siembra directa obliga a trabajar en grandes extensiones de tierra obligando a la concentración de la tierra, ya fuera por venta, arriendo o abandono. Pero implicando siempre el desarrollo de un sistema de producción sin agricultores.

El otro elemento es el bajo costo relativo del Round-up en el mercado de herbicidas, teniendo en cuenta que el propio Monsanto realiza ventas en negro para abaratarlo y que ahora hay un Round up de origen chino más barato que el de Monsanto. Cabe señalar que en los EE.UU., lugar de origen de la soja RR, la misma ocupa solo el 40% de la producción de soja y que el Estado regula su expansión mediante el precio del herbicida y de la semilla.

En función del futuro

La vertiginosa expansión de los monocultivos de soja transgénica se han producido como resultado de una conjunción de factores favorables que pueden dejar de operar o revertirse, porque

* Deberíamos relativizar el éxito de la soja y de su viabilidad futura porque este cultivo está avanzando sobre los mejores suelos, donde hay menos riesgo; es dudoso que convenga extender su frontera a zonas más secas porque los riesgos aumentan al avanzar sobre ambientes más frágiles.

* En la región del Litoral (este del país) se ha detectado la presencia de la roya de la soja, que ya ha causado seria reducción en el rendimiento en cultivos de Brasil.

* En 10 años, la superficie plantada de soja decrecerá, se estima que el techo al que llegará su frontera es de 15.000.000 ha.

* Otro factor a tener en cuenta son los límites del mercado porque la soja tiene en este momento un precio internacional excepcional, se estima que el precio futuro de este grano estará un 40 ó 50% por debajo del actual. La razón es que a mayor producción de soja, aumenta la oferta y su precio mengua.

* En los sistemas agropecuarios, la relación tecnología-producción tiene umbrales, es decir que al inicio de uno de ellos, una introducción de tecnología provoca una aumento sustancial de la producción pero, a partir de este punto, los incrementos tecnológicos no causan un efecto relevante hasta que se da otro umbral.

* El tema del monocultivo es cuestionado teniendo en cuenta los problemas de recaudaciones y de mercados, pero se continúan ignorando las consecuencias sociales y ambientales que acarrea.

Para documentar lo que se esta describiendo, se muestra comparativamente el resultado del censo agropecuario de 1988 y de 2002, [6]

Entre el Censo Nacional Agropecuario (CNA) de 1988 y el de 2002, transcurrieron catorce años con insuficiente información estadística para el sector agropecuario argentino. Comparando los resultados provistos por el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos). La cantidad de explotaciones agropecuarias (EAP) se redujo un 24,5 %, es decir, existen hoy 103.405 EAP menos que en 1988; registrándose a su vez un aumento del 27,8 % en la superficie media de las EAP, pasando de 421 has. en 1988 a 538 has. en 2002.

Con respecto al stock ganadero se puede observar que si bien las cabezas de ganado bovino se mantienen estables entre censos, un dato interesante lo arroja la Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA) entre 1994 y 2000. En la ENA 1994 se calculaban 53.156.954 cabezas de ganado, mientras que la ENA 2000 registra 48.674.400, es decir, hubo una variación negativa de 4.482.554 cabezas de ganado.

La superficie total de las EAP en 2002 es de 171 millones de hectáreas, observándose en la variación intercensal una merma de 6 millones de hectáreas, a la par de dicho proceso se produce un aumento del 5,2% de la superficie implantada en primera ocupación, lo cual implica una mayor superficie destinada a la agricultura.

La expansión de la soja en Argentina permite entender de modo más profundo las transformaciones del agro. El primer dato importante, según el censo agropecuario, es el crecimiento del área sembrada en el país con oleaginosas (soja y girasol): se pasó de 5.430.710 a 9.018.447 de hectáreas, es decir, un crecimiento del orden del 66%. Si hacemos un corte por región, el crecimiento es variable, pero en todos los casos espectacular: un 60% para la región pampeana, un 86% para la región del Nordeste Argentino –NEA-, y un 138% para la región del Nordoeste Argentino – NOA-.

El crecimiento del cultivo de soja es aun más sorprendente si se toman, ya no las mediciones del censo, sino las mediciones de la Dirección de Coordinación de Delegaciones de la SAGPyA de la Nación [7]. Según este organismo la superficie sembrada con soja se amplió, pasando de 1,9 millones de hectáreas en la campaña 1980/81 a 11.639.240 de hectáreas en el año 2002, representando así casi un tercio de la superficie total implantada en el país en el mismo año (32.422.707 hectáreas). Esto implicaría un crecimiento de la superficie en relación a 1988 del 163,7%. Mientras que por el contrario, en base a los datos de esta misma fuente, los otros cultivos no sólo han descendido en superficie cultivada (salvo excepciones), sino que suman una cantidad muy menor de área sembrada: trigo con 7.108.900 hectáreas, maíz con 3.064.276 de hectáreas, girasol con 2.050.365 de hectáreas, arroz con 126.519 hectáreas, entre otros.

A partir de la aparición en escena de la soja transgénica, todos los cultivos disminuyen su superficie cultivada de modo considerable. El arroz es lo que porcentualmente más ha descendido en superficie cultivada, un 44,1% menos, le sigue el girasol, que bajo su área sembrada en un 34,2%, luego viene el maíz que perdió un 26,2% de superficie cultivada. En el caso del trigo, cabe aclarar que el porcentaje de pérdida de superficie no es particularmente significativo (3,5% menos), pues su fluctuación en el período es muy alta, siendo el año de 2002 puntualmente un año de baja. En este sentido deberíamos decir que la incorporación del cultivo de soja transgénica no ha influido en el caso del trigo, lo que sucede es que el trigo y la soja son dos cultivos que se combinan en la secuencia soja/trigo [8].

Mientras la soja avanza en casi todas las provincias donde se la está cultivando, las cabezas de ganado disminuyen y los demás cultivos se “achican”. La diversidad de producciones (algodón, lentejas, caña de azúcar, leche, carne, arroz, etc.) que abastecían al país se redujeron frente a la uniformidad de la soja de exportación, generando un "inexplicable" desabastecimiento y aumento de la canasta básica argentina. Desde la devaluación del año 2002, la canasta básica alimentaria (CBA) aumentó un 73%, siendo que sólo 4 de los 23 productos que la constituyen explican casi la totalidad del aumento: la leche, la carne, el queso y el pan.

La asociación entre soja RR y siembra directa que facilitó la ampliación de la frontera agrícola, avanzando sobre zonas marginales y montes nativos, explica en gran medida el avance de dicho cultivo en la región extrapampeana. Un trabajo elaborado por la Dirección de Agricultura de la SAGPyA sostiene en sus conclusiones: “A partir del comportamiento del cultivo en ambas regiones (pampeana y extrapampeana), se concluye que la soja ha desplazado a otros cultivos (efecto sustitución) y, a su vez se ha difundido a zonas antaño consideradas marginales desde el punto de vista agroecológico con buenos resultados gracias, justamente a la asociación soja transgénica + siembra directa.” [9].

Cuadro I: avance del área sembrada entre la campaña 96/97 y la 01/02, por los cultivos más importantes (en hectáreas).
Arroz Maíz Girasol Trigo Soja
1996/97 226.573 4.153.400 3.119.750 7.366.850 6.669.500
2001/02 126.519 3.064.276 2.050.365 7.108.900 11.639.240
diferencia porcentual (44,1%) (26,2%) (34,2%) (3,5%) 74,5%

Fuente: elaboración propia con datos de la SAGPyA.

Esta gran transformación que señalamos como producto de la irrupción de la soja transgénica, que sustentamos a partir de los datos censales y que admiten suplementos periodísticos del sector, se ha dado generalmente a expensas de otros cultivos. Pero también sobre otras actividades agropecuarias, como los tambos, la ganadería, cultivos industriales, etc. Cuando no sobre la ampliación de la frontera agropecuaria avanzando sobre montes nativos (como en el caso de las provincias del Chaco, Santiago del Estero y Salta).

Actualmente, 80 por ciento de las tierras aptas para agricultura tienen soja, y cuando comenzó a advertirse que la zona se saturaba se inició la expansión de la frontera hacia otras áreas de las provincias involucradas y a nuevas provincias como (las nororientales) Santiago del Estero, Chaco, Formosa y Entre Ríos [10]. Paradójicamente, el área sembrada crece a medida que cae el precio internacional de la soja, una crisis que comenzó en los (años) 90 en el sudeste asiático se va resolviendo así con una mayor expansión del cultivo.

El Censo Nacional Agropecuario (CNA) 2002, presentado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), arrojó como resultado que las políticas implementadas en los años 90 condujeron a una fuerte concentración de la tierra y a una disminución de la diversidad productiva. Dos claros fenómenos que amenazan la soberanía y la seguridad alimentaria del país. Según el CNA la superficie media por explotación en el 2002 era de 538 hectáreas, superficie que en 1988 era de 470 hectáreas. Mientras que en Estados Unidos esta superficie es de 200 hectáreas y en Europa es sólo de 50 hectáreas. En el país del norte son contadas las excepciones de los “ranchos” que poseen 2.000 hectáreas, en Argentina los “megaempresarios” agropecuarios poseen extensiones de hasta 350.000 hectáreas.

Como punto de tensión, en medio de una importante puja de intereses por parte de las corporaciones, el campo argentino se enfrenta a una creciente concentración económica y a una fuerte exclusión de trabajadores que deriva en éxodo rural. El proceso de tecnificación en la producción en la historia del capitalismo siempre trajo como consecuencia la reducción de mano de obra. En este caso, el contexto socio-económico argentino configura un escenario donde la emigración del campo a la ciudad se presenta como un nuevo elemento constitutivo del desarrollo de la marginalización social. Los emigrados del campo conforman los nuevos e inmensos cinturones de pobreza urbana, que descubrieron en la ciudad, de manera abrupta y simultanea, tanto el festival de las importaciones baratas como el creciente desempleo producido por el cierre masivo de las empresas industriales. Para vislumbrar la magnitud del fenómeno emigratorio basta con comparar dos situaciones a partir de los datos brindados por los Censos. Por un lado, “en 1991 se determinó que vivían en zonas rurales 4.27 millones de habitantes; o sea, el 13.1% de todo el país”. Por otro lado, los datos del censo realizado en 2001 marcan un notable descenso: la población rural ahora es de sólo 2.6 millones, es decir que representa el 7.2% de la población argentina .

A su vez, los pequeños y medianos productores agropecuarios desaparecen, aumentando los índices de pobreza y desocupación del país. Vemos que la desocupación rural y de las pequeñas ciudades del interior aumentó, debido a la desaparición de los cultivos regionales y al ahorro de mano de obra que significa la producción sojera. El campo queda despoblado, y las ciudades empobrecidas y hambreadas. De este modo, decimos que el crecimiento del cultivo de la soja se ha dado, a la par que disminuye en un 24% la cantidad de productores en el país -sobre todo los pequeños-, y que el fantasma del desabastecimiento alimentario ronda el país.

Este proceso de transformación social, presentado como mera adopción tecnológica, comporta importantes consecuencias tanto al interior del sector agropecuario como también en la sociedad argentina. Los pequeños y medianos productores, que anteriormente solventaban un buen nivel de vida con la rotación productiva de sus hectáreas y hasta generaban puestos de trabajo para terceros, no pudieron ingresar al modelo sojero. La desaparición de esta franja de productores que consumía y operaba en el lugar, derivó en consecuencias nefastas para los poblados y ciudades intermedias, que están rodeadas de campo y que vivían de sus actividades intermedias (talleres mecánicos, pequeños comercios de insumos agropecuarios, aseguradoras, cooperativas, etc.). Este fenómeno se puede constatar con la observación del deterioro económico-social de los pueblos y pequeñas ciudades del interior.

El crónico déficit de red caminera, electrificación rural, centros educacionales y de salud, entre otros, coadyuvaron a la disminución del número de explotaciones agropecuarias. Los Censos Nacionales Agropecuarios muestran que entre los años 1988 y 2002 en nuestro país desaparecieron 103.405 explotaciones (24.5 %) y la superficie promedio de las unidades productivas se elevó de 421 a 538 hectáreas. Así se generaron condiciones que facilitaron modelos productivos en torno del cultivo de la soja.

En las zonas lecheras la expansión de la soja a costa de la superficie dedicada a esa producción también perjudicó a trabajadores rurales y comercios relacionados con servicios a la ganadería tambera produciendo caídas en la demanda de mano de obra especializada. En este sentido es necesario no perder de vista aspectos importantes como el riesgo al autoabastecimiento alimentario [11].

El desplazamiento de algunas producciones supone pérdidas importantes de capital, como en el caso de los tambos y las desmotadoras de algodón. Las industrias hilanderas que aún subsisten se ven obligadas a importar fibra de algodón de países vecinos para funcionar y responder a la rápida reactivación que el sector hilandero ha vivido en los últimos dieciocho meses; en el fondo esto presupone importar "salarios".

Este modelo de producción agrícola sienta sus bases en el incremento de la productividad a partir de la incorporación de nuevas tecnologías. De este modo, la reducción de mano de obra no es la única, ni la más grave consecuencia. La llamada eficiencia productiva se sustenta en el relevante “subsidio natural” que le ofrece la pampa húmeda, dotada de una incomparable fertilidad. La sobreexplotación de este recurso se inscribe en un proceso análogo al de la explotación minera y, en consecuencia, puede agotarse dentro de pocos años. La degradación de este factor incluye problemas de erosión, pérdida de fertilidad y estructura del suelo, salinización, exportación de nutrientes, alcalinización, encostramiento, impactos sobre la biodiversidad, afectación del acuífero, y problemas de inundaciones.

Es urgente reconocer el valor de los nutrientes de los suelos argentinos e impedir su extracción gratuita por medio de la aplicación de instrumentos de regulación y de control sustentable. Con esta operación se lograría la protección y el reconocimiento del ambiente, materializando la valoración en el desembolso porcentual de la renta específica correspondiente que se genera.

No debemos olvidar que la ubicación de Argentina junto a Estados Unidos como los máximos productores de soja trangénica, cambió cualitativamente la composición de su producción agropecuaria. Argentina era uno de los mayores productores de alimento del mundo, particularmente de trigo y carne. La economía de la soja provocó que cerca de 150.000 agricultores dejaran el campo, y esto se traduce en la fuerte caída de la producción de insumos vitales como la leche, el arroz, maíz, papas, lentejas, etc..

Las transnacionales de las semillas --Cargill, Nidera, Monsanto-- nos convirtieron en un país productor de soja transgénica y exportador de forrajes. En paralelo, advertimos enormes carencias alimentarias en la población.

Cerca de 12 millones de hectáreas de soja transgénica --en un total de 26 millones de hectáreas con otros cultivos--, regados con más de 100 millones de litros anuales de herbicida producen enormes cantidades de suelo carente de toda vida microbiana que no retienen el agua.

La convergencia de determinados factores como los volúmenes crecientes de la producción, los recursos fiscales originados en las retenciones, la estabilización del valor de la divisa, a la par de buenos márgenes de rentabilidad para los agricultores, hace que la soja haya sido el motor para la recuperación de amplios sectores industriales y comerciales. Las ventas de maquinaria agrícola ya han crecido cerca del 80% respecto del año 2002, y las de vehículos "pick up" representan ahora el 40% del total de operaciones concretadas por las automotrices.

Estos hechos favorecieron la concentración de la tierra, pues naturalmente se busca ampliar la escala para reducir los costos. A su vez, la expansión de la frontera agropecuaria hizo que muchos campesinos con tenencia precaria de la tierra fueran expulsados.

El desplazamiento de algunas producciones supone pérdidas importantes de capital, como en el caso de los tambos y las desmotadoras de algodón. Las industrias hilanderas que aún subsisten se ven obligadas a importar fibra de algodón de países vecinos para funcionar y responder a la rápida reactivación que el sector hilandero ha vivido en los últimos dieciocho meses; en el fondo esto presupone importar "salarios".

El desequilibrio biológico y la posibilidad de nuevas plagas, tales como la "roya de la soja", forman parte de los riesgos de este proceso y de la sostenibilidad de los sistemas en el largo plazo. Este aspecto también puede hacerse extensivo a nuevas plagas insectiles y malezas. Por último, desde el punto de vista comercial, también existen riesgos, por ejemplo la utilización de barreras para-arancelarias.

No debería confundirse crecimiento económico con desarrollo. En numerosas comunidades extrapampeanas existe como consecuencia de la sojificación una gran expansión económica, pero esto se da generalmente en manos de unos pocos, considerados "grandes" y que sistemáticamente trasladan los recursos generados hacia fuera de la región donde se originan; en consecuencia la calidad de vida –indicador clave en el desarrollo– de los habitantes del lugar no mejora significativamente y las zonas rurales se siguen despoblando. Las actividades productivas desplazadas tenían patrones de equidad muy diferente al que actualmente se ha instalado [12].

Pensar en la modernización no sólo es ver lo tecnológico productivo (las semillas, los biocidas, la maquinaria, los fertilizantes, etc.) sino también la organización del sector agropecuario y las capacidades gestionarias de sus actores, con objetivos comunes y logrables. Las innovaciones tecnológicas alcanzan su madurez y llegan a transformarse en "commodities"; la perfecta organización entre los agentes económicos de una cadena de valor en pos de la competitividad que conlleve beneficios para el conjunto es una innovación que no se transforma fácilmente en un commoditie, y de allí que se pueden sostener ventajas competitivas.

Conclusiones

El modelo neoliberal implementado desde la década de 1990, ha puesto en evidencia la incompatibilidad entre los intereses del mercado y el bien común. La disyuntiva política es optar por el mercado o por el país. La situación es inmanejable si el mercado sigue imponiendo las reglas, las cuatro multinacionales que exportan son las que deciden las políticas agropecuarias de este país y el Gobierno mantiene su renunciamiento a construir políticas de Estado en el sector.

Al presente, Argentina es el tercer productor de soja a nivel mundial, el segundo productor de soja transgénica, el primer exportador de aceite y de harina de soja. La expansión de la soja en Argentina ha desplazado otros cultivos como el arroz, el maíz, el girasol y el trigo; y ha trasladado otras actividades hacia áreas marginales [13].

Los monocultivos de soja y el modelo de agroexportación de commodities son un problema de carácter estructural que demanda estrategias integrales en que el Estado debe comprometer un amplio espectro de políticas activas con respecto a:

* Dejar de dar oxígeno a la soja; si la soja fracasa y tenemos trigo, nosotros seguimos comiendo pan y la crisis del mercado de la soja no afecta lo que consumimos.

* Evitar que las multinacionales manejen las políticas productivas.

* Desconcentrar la economía.

* Promover los policultivos y las rotaciones complementarias. En este momento de crisis hay que aportar ideas para que se vuelva al cultivo de especies tales como el alcaucil, la batata, etc.

* Pensar en un mercado interno y salir de la dependencia exclusiva de la exportación. Un ejemplo terrible de esta dependencia es Tucumán, provincia atada a los monocultivos, caña, limón y soja, y que necesita imperiosamente diversificar su producción para dar de comer a la propia población.

* Implementar una política de recolonización del campo incentivada con subsidios.

* Restaurar el tejido social rural conformando redes que unan los asentamientos con los centros urbanos locales. Es imprescindible recuperar el ferrocarril porque constituye un nexo vital que posibilita el transporte de producción a los centros de acopio, si no hay ferrocarril, no hay reinserción posible de la pequeña producción.

* Hay que revertir la concentración de la comercialización y de los insumos en una misma empresa.

* Tomar en consideración la necesidad de ejercer la soberanía alimentaria.

* Introducir en las políticas y en los razonamientos económicos los costos ambientales y sociales que actualmente no se computan, pero que se han ido acumulando aterradoramente en esta última década.

* El Estado debe ocuparse del planeamiento estratégico.

Es evidente que el plan global que se nos impone es el de territorios dedicados a la producción de commodities para la exportación y una masa de población sobrante y mísera mantenida por el asistencialismo o las ONGs en lo que se denomina "economía de la pobreza". Todos los programas de ayuda social implican deuda externa y, además, las experiencias productivas que se promueven con ellos tienen que competir desventajosamente con la producción en gran escala. Esto a simple vista se evidencia que no tiene sentido

El sistema puede estar pensando una alternativa posterior a la catástrofe que se avecina, compensando o poniendo en juego otros territorios, por esta razón también es preciso tener una perspectiva latinoamericana.

Millones de familias se retiran cada año de las zonas rurales y la población en la periferia de las ciudades ha aumentado considerablemente. Los impactos de la expansión de la soya amenaza a la soberanía alimentaria e incluso las familias argentinas han tenido que reemplazar la proteína proveniente de la carne por productos derivados de soya (cambio en la dieta alimentaria). Dado que la soja se ha establecido como cultivo principal, el costo de los precios de los otros alimentos ha incrementado y se ha iniciado la importación masiva de productos que han sido llevados a categorías de alto valor dentro del mercado que a su vez son de difícil acceso para la población.

La problemática de la tenencia y posesión de la tierra de las comunidades campesinas también ha sido una de las causas del proceso de sojización.

Necesitamos instalar un discurso que vincule la soja y el hambre como causa y efecto, enfatizando en la paradoja de que el modelo sojero no remedia el hambre; más aún, la potencia. Hay que volver a producir para la gente.

Los impactos ambientales de la sobreexplotación de recursos agrícolas por la presión agroexportadora son, y seguirán siendo, pagados por las actuales y futuras generaciones.

Resumen

El sustancial aumento de la producción agrícola argentina con imposición del monocultivo de la soja, va unido a un creciente deterioro ambiental y a una fuerte concentración económica y exclusión social. El costo de la subvaluación y sobreexplotación de los recursos naturales -que debería incluirse en la contabilidad macro y microeconómica- pone en duda la eficiencia y sostenibilidad del modelo de producción agrícola "moderno", tanto nacional como internacional. www.ecoportal.net

*Dra. Renee Isabel Mengo - Córdoba, Argentina

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Notas:

[1] Pierre, Bourdieu. "Neoliberalismo: la lucha de todos contra todos" - Nota del Clarín del 13 de abril de 1998, sección Opinión.

[2] Alberto Lapolla . “El monocultivo de soja transgénica: ¿Gran negocio o política de dominación colonial?” publicado por la revista Enfoques Alternativos, Buenos Aires. Octubre de 2003.

[3] Facundo Boccardi, y Rodolfo Boccardi. Soja en Argentina: Cosecha Amarga. En: www.ecoportal.net/content/view/full/66465

[4] INTA. Instituto Nacional de Tecnología Agraria. El avance de la soja en la Argentina y la sostenibilidad de lossistemas agrícolas. Documento Institucional del Consejo del Centro Regional Santa Fe del INTA.Fuente: http://www.tranqueraabierta.com.ar/sostenibilidad.htm

[5] Jorge Lapolla. Op.cit.

[6] III Jornadas interdisciplinarias de Estudios Agrarios y Agroindustriales, Facultad de Ciencias Económicas (UBA), Noviembre 2003. Fuente: http://www.biodiversidadla.org/content/view/full/8702

[7] La diferencia entre una y otra medición radica básicamente en dos cuestiones: a) el censo toma solamente las superficies implantadas en primera ocupación, b) el censo no tiene en cuenta las superficies de la explotaciones que tienen su origen en "Avisos C" interprovinciales (“En los casos de productores que no residían en las EAP, se puso en práctica un sistema de intercambio de información por medio de los llamados "Avisos C" y los censistas acordaban los lugares para realizar las entrevistas. Se trata de casos en que los productores fueron censados en otra provincia, y aún no han sido asignados a la provincia en que se encuentra la EAP”).

[8] Cabe aclarar la diferencia entre soja de primera y soja de segunda, la primera se refiere a la soja que se siembra en el mes de agosto y la cosecha se realiza en marzo; mientras que la soja de segunda se siembra en diciembre y se cosecha entre fines de marzo y comienzos de abril.

[9] Dirección de Agricultura, SAGPyA El quinquenio de la soja transgénica, SAGPyA, septiembre de 2002.

[10] Marcela Valente. Agricultura Argentina: El desierto verde. Fuente: Terramérica - EcoPortal.net. 14 de septiembre de 2003.

[11] Walter A. Pengue. Documentos del Foro de la Tierra y la Alimentación, Investigación sobre la transnacionalización de la agricultura y la alimentación, Informe de Argentina. Fuente: http://www.biodiversidadla.org/article/archive/33/

[12] INTA. Op.cit.

[13] RALLT, Red por una América latina libre de transgénicos. Publicado en su Boletín 122.Resumen de un informe técnico sobre la situación de los cultivos transgénicos en Argentina .publicado por el economista agrario CharlesBenbrook . 2003. Fuente: www.ecoportal.net

Fuente: http://www.ecoportal.net/content/view/full/76391/